En tiempo récord -menos de los cinco años que habitualmente se requieren para iniciar el proceso canónico- Karol Wojtyla, Juan Pablo II, será beato, luego de la ceremonia que llevará adelante su sucesor, el Papa Benedicto XVI, la próxima semana en la Plaza de San Pedro. Este carácter le conferirá ser “elevado al honor de los altares´´, es decir, que podrá ser venerado públicamente.

Según explicó el Vaticano a través de un comunicado, la celeridad con la que se hará la ceremonia se justifica por la “imponente reputación de santidad de la que gozaba el papa Juan Pablo II durante su vida, en su muerte y después de su muerte´´, lo que reafirma sus virtudes. De hecho, el 13 de mayo de 2005 (unos días después de la muerte del Papa, acontecida el 2 de abril de ese mismo año), se anunció el inicio de la causa canónica, que consta de tres pasos: ser “venerable siervo de Dios´´, luego Beato (tras demostrarse un milagro realizado) y recién entonces Santo (tras la demostración de un milagro ocurrido por su intermediación, posterior a ser beatificado).

El milagro decisorio para la comisión médica de la Congregación para las Causas de los Santos y un grupo de teólogos fue la inexplicable curación -al menos para la ciencia- del mal de Parkinson de sor Francisca Marie Simon-Pierre, una monja francesa que padecía la misma enfermedad que sufrió el mismísimo Juan Pablo II. La religiosa de 44 años había tenido que dejar de trabajar en la maternidad de un hospital de Arles debido a la dolencia, la que desapareció sin razones aparentes en junio de 2005, después que las hermanas con las que convivía le rezaran al Papa recién fallecido, para que la ayudara en su padecer.