Esperanza. Camila Medina, la docente solidaria, sigue publicando en sus redes sociales la fotos de la moto que le robaron, con la esperanza de que alguien le dé noticias sobre su paradero y poder recuperarla.

Camila Medina cree en Dios, en la Justicia y en que se cosecha lo que se siembra. Pero, pese a estas creencias, no puede dejar de sentirse deprimida e impotente por momentos. Es que aún no logra reponerse de un hecho de inseguridad. Le robaron la moto 0km que se compró tras pedir un préstamo, y para aprovechar al máximo el poco tiempo disponible que le queda entre su trabajo en la docencia y el estudio, y así poder preparar más comida y repartirla gratis entre más gente necesitada. Esta joven de 27 años es profesora de Tecnología y desde niña participó en tareas solidarias. Desde hace un tiempo cocina de más para llevarles un plato de comida a personas carenciadas, con entrega a domicilio. Lo sigue haciendo, aunque otra vez en bicicleta.

El 29 de abril fue una fecha inolvidable para Camila. Ese día le entregaron la moto 0km que se compró con los $400.000 en mano que le quedaron del préstamo que solicitó. Pero que sólo pudo disfrutar por un mes y medio porque se la robaron. Aún no logra reponerse de este mal momento y sigue pagando el préstamo cuyo monto se fue a $780.000 por los intereses. "Sé que tengo que reconstruirme porque siempre me puse de pie después de una caída. Pero me está costando, porque me sentí tan feliz y orgullosa por poder comprarme la moto, y fue un golpe muy duro perderla de esta manera. Me quedé sin moto, aunque me sobran otras cosas como el apoyo y cariño de mis amigos y de mis alumnos que me están ayudando a reponerme. Los ladrones no tienen nada de eso", dijo la profesora.

Camila contó que se compró la moto por dos motivos principales. Uno de ellos fue llegar a tiempo a los llamados del Ministerio de Educación para el ofrecimiento de cargos, ya que está buscando conseguir más horas de trabajo. Y en bicicleta o en colectivo siempre llegaba tarde. El otro motivo, disponer de más tiempo para cocinar y poder recorrer mayores distancias para llevarle comida a más gente que lo necesita. "Mientras tuve la moto recorrí nuevos lugares para repartir comida, pero me duró poco. El 17 de junio me la robaron. La dejé estacionada junto a otras frente a la Secretaría de Turismo, en calle General Acha y Mitre. Ese día fui al centro a comprarme unos guantes para andar en moto. La estacioné a las 18,30 y cuando volví a las 19,40 ya no estaba. Sentí que el mundo se me venía abajo y no podía terminar de entender qué había pasado y por qué me tocaba vivir este momento. Aún me lo pregunto, aunque trato de enfocarme en otras cosas para no seguir deprimiéndome. Ya estuve una semana completa con fiebre a causa de la angustia y el estrés, pero mis alumnos me sacaron adelante. Por eso es que no dejé de cocinar para quienes necesitan un plato de comida", dijo Camila.

La docente contó que radicó la denuncia del robo y que el caso se encuentra ahora en manos de la Justicia, ya que gracias a las cámaras de seguridad hay imágenes del ladrón, aunque aún no lo han detenido. "Pedí que me mostraran las imágenes pero me dicen que no pueden y que me busque una abogado para que lleve el caso. Un abogado me cobra $15.000 y no los tengo. Y si los tuviera preferiría ahorrarlos para poder comprarme otra moto para seguir trabajando y alimentando a la gente", concluyó Camila.