Cómo se vivió la operación en su casa de Sarmiento -¿Qué pasa mami (por María), qué novedades hay? -Ya está papi (por Miguel). Salió bien, la operación salió bien. Lo estoy esperando. -¿Ya está por salir el Juancito? -Sí, ya está por salir del quirófano. Salió todo bien, gracias a Dios y a la Virgen. -¿Salió todo bien? (con la voz quebrada y soltando un sollozo). -Sí, ahora a esperar. Lo más fuerte viene ahora. -¿Qué te han dicho los médicos? -Nada, todavía no hablo con los médicos. Juan está solo, pero yo estoy con otras mamás de acá (del Garraham). -Mirá mami, por favor cualquier cosa avisame, cualquier cosa que te digan los médicos… -Sí, papi. Quedate tranquilo. El diálogo pasado las 13 fue el punto más fuerte de una jornada llena de emociones en la casa de Juan, en Colonia Fiscal. Fue entre Miguel, el papá, y María, la mamá de Juancito, en el momento justo en el cual se terminaba la angustia y la incertidumbre de ese hombre por saber algo de su hijo. La llamada fue mediante un celular, con el altavoz activado. Así, con un nudo en la garganta y con lágrimas a flor de piel, Miguel escuchó lo que tanto tiempo esperaba escuchar. Fue una jornada intensa, donde el padre de Juan se enteró a las 2 de la mañana que su hijo ya tenía una donante de corazón. “Me llamó mi mujer, en un mar de lágrimas. Desde entonces no pude dormir”, dijo. La noticia ganó los medios y empezaron los llamados a Miguel. A media mañana llegó el intendente de Sarmiento, algunos colaboradores y la directora de Acción Social del municipio, Graciela Sánchez de Hidalgo. Mientras, los tres hijos que viven con él, comían melón y daban vueltas, visiblemente nerviosos. Miguel no fue a trabajar. “La finca hoy (por ayer) no abre. Igual, con esta noticia no iba a ir. ¿En qué trabajo? En la cosecha de uva, con los niños”, apuntó Brizuela. Precisamente, según la directora de Acción Social, a los tres chicos les consiguieron este año matrícula en la escuela 20 de Junio, que es de turno completo para que Miguel pudiera trabajar, pero aún el padre no los lleva. En tanto, sobre el medio día llegó una cuadrilla de empleados de la municipalidad para limpiar las malezas alrededor de la casa. “Ahora, hay que seguir esperando nomás, que pasen los días. Pero el corazón ya llegó y eso es lo importante. Le pido a todo San Juan que sigan rezando por mi hijo”, dijo Miguel.