Renzo Martín, Cayetano Vargas y Gabriel Alfaro, los tres sanjuaninos que eran parte de la tripulación del ARA San Juan.
 

Hoy se cumple un año desde el día en que la Armada perdió contacto con los 38 tripulantes y 6 buzos tácticos que estaban a bordo del submarino ARA San Juan. Desde ese momento, el buque y la tripulación están desaparecidos. Allí viajaban 3 sanjuaninos: Cayetano Vargas, Gabriel Alfaro y Renzo Martín Silva. Ahora, la esposa de Vargas, Carina Funes; y la mamá de Alfaro, Luisa Rodríguez; compartieron sus sentimientos en entrevistas con DIARIO DE CUYO y ambas manifestaron una premisa común: necesitan saber qué pasó y encontrar respuestas para calmar, al menos un poco, su dolor.

“Ha sido un año difícil y sabemos que va a seguir siendo difícil hasta que tengamos respuestas. Se dijeron tantas cosas en este año que es difícil mantener bien la cabeza”, reflexiona Carina, quien es fonoaudióloga, nació en San Juan y se graduó en San Luis, pero vive en Mar del Plata desde 2001, cuando se casó con Cayetano (oriundo de San Martín) y radicado en esa Ciudad por su trabajo: suboficial 2° del ARA San Juan.

Carina, esposa de Vargas (a la izquierda), en una de las marchas realizadas para pedir respuestas.
 

Y sigue contando: “Durante este año, mi hijo mayor -Agustín de 17 años- fue intervenido tres veces. Le sacaron pus de las amígdalas. Yo creo que tiene que ver con que tiene todo guardado adentro. Sobre todo, porque una operación fue antes de su cumpleaños y otra, tres días antes del Día del Padre. Y Ramiro -su hijo menor de 10 años- pregunta todo el tiempo por su papá. Él dice que está con Dios, pero me pregunta si allá es igual que en la Tierra, si trabaja, si toma café, qué come. Justo el fin de semana pasado lo soñó. Me contó que lo vio con ropa oscura, con el pelo bien corto y que le dijo que estaba bien y que nosotros también teníamos que estar bien. Esas cosas son importantes”.

Al hablar sobre cómo se siente ella, no puede evitar emocionarse. Cuenta que “yo en cambio, lo sueño vivo. Sueño que me llama y me dice: ‘Estoy vivo, estoy bien’. Es duro, porque al no saber qué pasó ni dónde están… Pero una sabe que escucha lo que quiere escuchar”.


 

Después, como un intento de deshago, relata cómo pasa sus horas: “Todas las mañanas me levanto y veo que la cama está vacía, veo su ropa en el placard, todas sus cosas, pero él no está y yo no puedo hacer nada. Durante la semana voy y vengo con los chicos, trabajo hago trámites. Pero los fines de semana son muy difíciles para mí. La casa está en silencio. Trato de no llorar adelante de los chicos, lloro en el auto, cuando me siento a tomar un café, o cuando salgo a comer a los lugares a los que íbamos”.

Y resalta: “Nosotros sólo queremos respuestas, queremos saber qué paso, si sufrió. Lo busco en sueños para que me diga la verdad. Justo el año pasado cumplía 25 años trabajando ahí y venía diciendo con un compañero que se iban a retirar. Pero es que a él le encantaba lo que hacía, se le inflaba el pecho cada vez que le preguntaban qué hacían ahí adentro y respondía ‘proteger el patriotismo de todos los argentinos’. Sin embargo, yo sé que nunca pensó que le podía pasar algo así. En una de las últimas charlas con sus amigos les dijo ‘el submarino es lo más seguro que hay’.

Dolor de madre

Luisa, mamá de Alfaro, junto a una de sus hijas, en la Base Naval de Mar del Plata.
 

Por su parte, Luisa, la mamá de Gabriel, el suboficial Segundo de 37 años nacido en Rivadavia que estaba a cargo de la cocina del submarino; se mantiene más firme. “No la estamos pasando bien. No sabemos qué va a pasar. Esta empresa -en relación a Ocean Infinity- termina su tarea ahora y no sabemos si se va a ampliar el plazo de búsqueda o van a contratar otra. Pero es obvio que, en esa zona, en la que tenía que estar el submarino, no está. Es difícil para nosotros, que estamos en San Juan, a 1.300 km de donde sucede todo, pero estamos constantemente comunicados con los otros familiares, con quienes están en la búsqueda, con la Armada. Por otro lado, investigamos, yo investigo mucho. Quiero saber la verdad, qué pasó con los chicos. En este año nos han mentido tanto. Nos mintió la Armada, nos mintió el Gobierno, dijeron tantas cosas y después las cambiaron. No hay interés de saber la verdad. No sabemos por qué”.

A la vez, confía: “Es difícil no saber, nosotros seguíamos pensando que podían estar vivos, afuera, en otro lugar. Pero la realidad nos demuestra que esa posibilidad es nula. Para mí es muy difícil porque un hijo es un hijo. Él es mi único hijo varón y el más regalón”.

Gabriel Alfaro.
 

Sin embargo, su preocupación mayor es su nieto de 8 años. “Él pregunta por su padre. Pregunta dónde está, dónde está el submarino. En marzo cumplió años y nos pidió que se lo festejáramos en la Base Naval -vive en Mar del Plata con su mamá- así podía estar con su mejor amigo. Al principio no lo entendíamos. Pero después nos dimos cuenta, se refería a Gabriel, a su papá. Creía que, al estar allí, mi hijo tendría más posibilidades de ir. Finalmente cumplimos con su pedido, fuimos a la Base Naval y le festejamos el cumpleaños con los 4 ó 5 hijos de otros tripulantes que estaban justo en la Base”.

En cuanto a su hipótesis sobre lo que sucedió revela que “yo siempre apoyé a Gabi. Él viene de familia de marinos y le encanta su tarea. Además, cualquier trabajo es peligroso. Pero cuando visitó San Juan, en enero del año pasado, me dijo ‘en cualquier momento se van a juntar a llorar en Mar del Plata’. Le pregunté: ‘¿Por qué?, hijo’. Y me respondió: ‘En el viaje anterior nos siguió una embarcación inglesa’. Me quedé preocupada, pero nunca pensé que iba a pasar esto. Ahora me pregunto: ‘Y si los bombardearon porque no estaban en aguas argentinas? De todos modos, sigo sin respuestas”.

Renzo Martín Silva junto a su novia.

Cabe recordar que la familia cercana de Renzo David Martín Silva, quien tenía 32 años y se desempeñaba como Teniente de Fragata, no está en San Juan. Él dejó la provincia siendo un adolescente e ingresó a la Escuela Naval Militar a los 18, para seguir su vocación de marino. Estaba en pareja con la Teniente Auditora María Eugenia Ulivarri Rodi, con quien planeaba casarse a comienzos de este año.