Tomar caña o grapa con ruda en ayunas el 1 de agosto es un ritual ancestral que nació para alejar los maleficios y atraer salud y suerte. La tradición más enraizada asegura que de esta manera se espantan los males del invierno. La creencia se fundamenta en que en el mes de agosto se producían muchas muertes en la población y el ganado, como consecuencia del crudo frío de julio. De ahí el famoso dicho ‘julio los prepara y agosto se los lleva‘. Para poder sortear esos infortunios, los pueblos originarios de América del Sur crearon un remedio natural: la caña con ruda macho. Con la llegada tardía (1944) del brebaje a la zona de Cuyo, se cambió la caña por grapa. Bebida tan noble como la caña, pero más barata y fácil de fabricar con orujos de uva. El cambio en uno de los ingredientes principales hace que las provincias de Cuyo tengan su propia versión de la pócima, pero es que también, el valle tiene su propia versión climática de agosto. (Agosto es el mes de los zondas con cambios bruscos de temperaturas.) La grapa con ruda macho debe ser preparada la noche de San Juan Bautista, el 24 de junio (según rezan las tradiciones más puristas del folclore local), sin agregados y macerada debidamente en un lugar oscuro y fresco hasta el 1 de agosto (día de la Pachamama). Hay versiones, entre las más benévolas, que indican que debe llevar cáscara de limón y miel y menos de 15 días de maceración. Las más extremas indican enterrar la botella en un pozo durante 1 año. Al extraerla, debe realizarse un baile en agradecimiento a la Pachamama volcando parte del preparado en la tierra. Al levantarse y en ayunas, se toma tragos de grapa con ruda (generalmente tres o siete) para atraer la salud, la suerte y alejar los maleficios en un brindis venerando a la Pachamama. En cualquier caso, los efectos colaterales siguen siendo los mismos.

  • EL ORIGEN DEL RITUAL

La costumbre de la caña con ruda ha sido adoptada de buena gana en la región pero se trata de un enmarañado sistema transcultural. Los guaraníes fueron quienes desarrollaron esta práctica. De acuerdo a los cronistas de Indias, en el mes de agosto de todos los años se producían grandes lluvias que junto al frío estacional, provocaban enfermedades epidémicas que llegaban incluso a diezmar las aldeas. 
Los nativos, para combatir los males, recurrían a sus chamanes, que elaboraron un remedio consistente en mezclar hierbas con licores, del cual debía beberse un trago al comenzar la estación de las lluvias chaqueñas. A partir de la llegada de los europeos, los componentes se ‘modernizaron‘ hasta como se conocen hoy en día, ya que la ruda no es originaria de América y la caña tampoco. Luego el imaginario guaraní le fue adosando propiedades y virtudes tanto a la planta como a la bebida misma. De allí se derivó una creencia popular que considera a la ruda como un conjuro contra la envidia ajena y la mala suerte, por lo tanto, la bebida es considerada para ‘espantar los males del invierno‘. Los guaraníes, de la familia Tupí-Guaraní, provenientes del Amazonas, llegaron a lo que es hoy territorio misionero hacia el año 1000. En su mítica búsqueda de la ‘tierra sin mal‘ fueron asentándose a la vera de ríos y arroyos de Misiones. Pero en estas tierras sin mal aparecían los males; todos de golpe y en un solo mes: agosto. 


Así fue que el chamán de la tribu se encomendó a la Pachamama (Madre tierra) para preparar una poción salvadora. Y al parecer, lo logró. 


Ni los Jesuitas, ni los españoles, ni los guaraníes educados en el castellano se preocuparon por documentar las cantidades y las variedades requeridas para confeccionar la verdadera poción original y ni hablar del nombre del último médico brujo que la preparó. Esta información está perdida para siempre en la historia.

  • Por la Pachamama

La Pachamama no es una deidad creadora (a diferencia de dios/es tradicionales) sino protectora y proveedora; cobija a los seres humanos, posibilita la vida y favorece la fecundidad y la fertilidad (según la creencia andina). A cambio de esta ayuda, el humano está obligado a ofrendar a la Pacha parte de lo que recibe, no sólo en los momentos y sitios predeterminados por los rituales, sino en todos los acontecimientos culturales significativos, configurándose así una suerte de reciprocidad. Sin embargo se le considera con una faz negativa: la Pachamama tiene hambre frecuente y si no se la nutre con las ofrendas o si se la ofende, provoca enfermedades.