La compañía sanjuanina Clampa SA se dedica tradicionalmente a la automatización industrial de piezas y mecanizados de precisión. Sin embargo, desde la llegada de la pandemia detectaron el problema de la falta de insumos e incorporaron a su línea de producción las máscaras especiales anticovid denominadas "Templary SJ V-01". Esta nueva producción sanjuanina no es una simple máscara más, de las que suelen usar cajeros de supermercados, docentes y miembros de las brigadas municipales. Es que la misma incluye una serie de filtros especiales reutilizables que son 100% reciclables, a diferencia de la mayoría de los barbijos, cubrebocas y máscaras de polipropileno que se utiliza diariamente.


"Antes de que el virus llegara a San Juan veíamos que otros lugares del mundo que atravesaban la primera ola se quedaban sin insumos y les era muy complicado conseguirlos y de inmediato diseñamos y empezamos a fabricar la máscara que ahora se vende acá en la provincia", indicó Leonardo Pantano, uno de los creadores del elemento protector.

Diseño. La máscara está realizada en polímero inyectado para uso medicinal biocompatible de alta resistencia mecánica y elástica, ideal para el uso en quirófanos. 


La Templary SJ puede verse en las calles sanjuaninas, sobre todo la utilizan los choferes de remises y taxis, personal de Salud Pública, el Ejército y todo el personal de la compañía Taranto. "Lo particular de este diseño es que es 100% reciclable. Hemos visto muchas imágenes de barbijos o plásticos de máscaras tirados en diferentes lugares, atorados en animales, etc. Nuestro diseño permite sustituir los filtros para poder seguir usando la máscara y los productos que se dejan de usar son totalmente reciclables", comentó Pantano. 


A su vez, fuentes de la compañía explicaron que la máscara de origen local se encuentra en proceso de aprobación de Anmat (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica). "Una vez que sea aprobada, nuestra intención es ingresar con mucha más fuerza al sector de los hospitales y de la salud pública en general en todo el país", comentó el creador.

"Ya en el mes de marzo del año pasado teníamos una producción diaria de 6.000 mascarillas a lo que se sumaban unos 155.000 filtros".

Las especificaciones técnicas indican que la máscara presenta tres niveles de seguridad que están configuradas en base a las recomendaciones de Anmat. En el primer nivel la puede usar cualquier ciudadano para uso normal en la calle o un profesional de la salud en consultorios y en salas de hospital. El nivel dos está catalogado como de alta seguridad: se puede usar en quirófano o atención estándar. "El nivel tres es específico por el solo hecho de que es para el uso de personas en contacto con pacientes confirmados de covid-19, teniendo un nivel de filtrado aprobado por el Ministerio de Defensa de la Nación", explicó Pantano. Y finalizó: "Con respecto a este tipo de filtro, no se recomienda su uso prolongado por más de 5 ó 6 horas".

 

  • 700  es el valor en pesos que tiene la máscara en el mercado local. Los filtros que se sustituyen tienen un valor de 13 pesos cada uno.