* Que me quiten lo bailao

Lili (55) es divorciada y trabaja en la Legislatura. Siempre fue sola a las clases de La Fulana, desde que se enganchó con el baile luego de acompañar a su hermana. Una noche, su nieto Tomás (10) fue con ella y quedó prendando. Tras vivir 8 años en España, el pequeño regresó a San Juan junto a su madre -hija única de Lili- y mientras espera por su padre y su hermano mayor, le saca viruta al piso junto a la compañera de baile que le da todas las mañas. “Me divierte mucho, aunque al principio me costó bastante”, cuenta este guapito con algo de vergüenza.

“El va a la Escuela Provincia de Salta y en las vacaciones de invierno se venía en las tardes a mi casa. Una noche tuvo que acompañarme y le encantó. Hoy es el primero de la clase, es muy rápido y memorioso. Estoy chocha, ¡me derrito entera!. Estamos tirando las líneas para encontrar chicas de su edad pero él dice que si no baila conmigo, no lo hace con nadie ¿Qué tal?”, comenta la abu encantada, porque el tango no sólo disipó su soledad, sino que también la acercó a su nieto.