A metros del puente de Caucete, las orillas de la ruta mostraban un panorama diferente al habitual. Pequeños campamentos montados con carpas, camiones y hasta con colchones a la intemperie se podían ver en la oscuridad de la madrugada caucetera. Estas postales se repitieron a lo largo del camino que conduce a Vallecito, que estuvo colmado desde temprano. Esto, porque ayer se llevó a cabo la última jornada de la Cabalgata de la Fe a la Difunta Correa, que, según datos de la Policía, reunió a unas 75.000 personas en el oratorio.

La 31er edición de la cabalgata se vivió con intensidad. "Hay tanta gente que parece que nadie quiso perdérsela. Quizás es por lo que hace dos años que no se realizaba y esta vez fue como una primera vez", dijo José Flores, un gaucho caucetero que antes de las 6 de la mañana ya tenía su caballo ensillado y su mate caliente para comenzar con la aventura. Junto a este caucetero, Víctor Ruarte, Mariela Molina y sus hijos Juan Cruz y Rocío, también estuvieron listos antes de que se asomaran los primeros rayos del Sol. Ellos pasaron la noche a pocos metros de las estaciones de servicio que hay en el ingreso a Caucete, por la Ruta 20, donde los fogones a la madrugada fueron lo más indicado para darse un poco de calor. "Estuvo fresca la noche, pero acampar en familia para la cabalgata es una tradición que no se compara", agregó Fernando Vázquez, un pocitano.

Sopaipillas. Como sucedió en otras ediciones de la cabalgata, hubo personas ofreciendo mate cocido y sopaipillas a los gauchos. 

Nadie quiso perderse este festejo que se realizó en homenaje a los veteranos y caídos en la Guerra de Malvinas. Si bien la mayoría de los campamentos montados a la orilla de la ruta y bajo algún aguaribay estaban a cargo de gauchos, hubo otros que fueron organizados por espectadores que quisieron vivir la cabalgata de una manera diferente. "A las 6 de la mañana salimos desde Rivadavia para ubicarnos a la orilla de la ruta y ver pasar los gauchos temprano. Cuando pasen nos vamos para la Difunta Correa para conseguir un lindo lugar para comer un asado", dijo Susana Lorenzo, una mujer que le encanta ver esta celebración. Mientras que más tarde, Rosana Navarro, una señora de Chimbas, comentó que ellos a las 7 de la mañana llegaron a Vallecito y que les costó mucho encontrar un lugar cómodo porque el lugar ya estaba colmado.

Disfrute total. A lo largo del camino hubo muchas personas que sólo se acercaron a ver el paso de los gauchos.

Después de mucho tiempo el paraje también lució de una manera diferente. Miles de personas distribuidas por todos los rincones hicieron que se hiciera muy complicado caminar. Es que, sumada la multitud de personas que acompañaron a los gauchos hubo otros que fueron pura y exclusivamente a mirar el espectáculo que dieron los jinetes. Y, como si esto fuera poco, hubo miles de parrilleros improvisados en la tierra y un sinfín de carpas de colores llenas de frazadas y colchones.

Los espectadores, que llegaron desde varios departamentos y hasta de otras provincias, fueron una parte importante de la Cabalgata de la Fe a la Difunta Correa.

Sin embargo y como era de esperar, los gauchos se llevaron el papel protagónico de la jornada de ayer. Algunos emprendieron viaje a la Difunta Correa antes del amanecer, pero la columna principal de gauchos lo hizo recién cerca de las 8.30, a pesar de que tenían prevista la largada a las 6.

Con sus pilchas elegantes y emponchados, porque el frío se hizo sentir a primera hora de la mañana, hicieron que la columna de jinetes tuviera una extensión cercana a los 5 kilómetros. "Es increíble la cantidad de gente que asistió", dijo Laura Gaitán, una tucumana que no pudo disimular la admiración por el público que los acompañó.

Recibimiento. En la Difunta Correa los jinetes fueron recibidos por una multitud. El paraje estuvo colmado de personas de todos los departamentos.

Mate cocido

80  litros de mate cocido hizo un grupo de personas para que los gauchos desayunaran en medio de la cabalgata.

Desde antes

Si bien la cabalgata comenzó el viernes, hubo gauchos que llevaban varios días viajando. Hubo un grupo de calingastinos que salió desde su departamento el domingo pasado, para llegar ayer a la Difunta Correa.

Semitas y café

A lo largo del camino hubo varios puestos en los que la gente vendió semitas caseras y café. También hubo kioscos ambulantes en los que vendían agua, gaseosas, cervezas y hasta cigarrillos.

Con invitado

Mario Martín es sanjuanino y todos los años participa de la cabalgata. Esta vez, invitó a Eduardo Quintero, un amigo que es cordobés. Pasaron la noche en Caucete.

En familia

Sebastián Sillero pasó la noche en Caucete junto a su esposa Carla y sus hijos Thiago y Nicolás. Participaron en un sulky e hicieron el recorrido en familia, como todos los años.