La pandemia de coronavirus cambió la vida de todos los sanjuaninos. Algunos perdieron familiares por la enfermedad, otros perdieron sus fuentes de ingresos económicos y muchos debieron adaptar su vida a la nueva normalidad. Sin embargo, casi todos tuvieron que modificar hábitos que formaron parte del día a día, de la tradición y costumbres de los ciudadanos. Lo micro, en este caso, fue el reflejo de las modificaciones drásticas en lo macro. Hábitos que, que si bien pueden parecer insignificantes ante algunas consecuencias fatales de la crisis sanitaria, pesan mucho en la vida cotidiana. A continuación, las 10 costumbres que más cambiaron y que hoy están internalizadas dentro de la nueva vida que obliga a llevar el Covid-19.


1 Mucho uso de alcohol 

Limpiarse las manos con alcohol al entrar o salir de un lugar ya es una costumbre que hasta los niños adquirieron. De hecho, resulta totalmente extraño e inapropiado llegar a un local comercial e incluso a una casa, y no ver el pote del alcohol en gel o un pulverizador con alcohol líquido para higienizarse. De hecho, en una encuesta que realizó este medio, 7 de cada 10 personas dijeron que luego del anuncio de la circulación viral de coronavirus en San Juan, incrementaron el uso de alcohol en gel y el lavado de manos. Este hábito, que al principio generó mucho revuelo, hoy es parte de la nueva normalidad y es de hecho una de las medidas de prevención más utilizadas por los sanjuaninos. 


2  Con el tapaboca, siempre

El 20 de abril pasado, cuando la circulación viral estaba lejos y los casos positivos aumentaban a cuentagotas, se comenzó con el uso obligatorio del tapaboca. Antes de la obligatoriedad, 8 de cada 10 personas lo llevaban puesto, mientras que a fines de julio, semanas antes de que empezara el brote en Caucete, la gente comenzó a relajarse y dejó de usarlo con tanta frecuencia. Pero eso ahora no pasa. De esta forma nació uno de los hábitos que más se arraigaron en las personas de todas las edades. Hoy, a más de 8 meses de que se comenzara con esta exigencia, prácticamente nadie circula por las calles sanjuaninas o por los distintos locales sin el tapaboca. De hecho, muchos llevan barbijo de repuesto en sus carteras, mochilas o en los autos y es un elemento que casi nadie se olvida, al igual que las llaves y el celular. 


3 Sin juegos infantiles


Sin duda alguna los niños son los que más cosas perdieron durante esta pandemia. Una de ellas es la relacionada a los juegos infantiles de las plazas. Es que desde que comenzó el aislamiento el 20 de marzo, los juegos quedaron inhabilitados. Si bien a principios de octubre se permitió el regreso a las plazas, los juegos siguen sin poder ser usados por una cuestión de prevención. Sin embargo, muchas veces esto no se cumple. De hecho, este medio realizó hace unos meses un relevamiento en el que quedó en evidencia que los fines de semana las plazas permanecen llenas de personas de todas las edades, al igual que los toboganes, columpios y demás juegos.


4 Boom del QR y compras online

Aunque la tecnología del código QR ya era popular antes de que aparezca el Covid-19, la llegada de esta enfermedad hizo que tomara un papel muy importante en San Juan. A tal punto, que hoy es muy común ver en las mesas de los restoranes, cafés, en los taxis y hasta en la entrada de algunos comercios los códigos con los que se permite ver las cartas y hasta registrar que en tal momento una persona estuvo ahí. Pero el uso de estos códigos no fue lo único que proliferó en la pandemia, el comercio volvió al ruedo luego de cada Fase 1 de manera virtual y eso impulsó las compras online y los delivery de comida, farmacias y hasta productos que antes muy poca gente compraba de manera virtual.


5 Distanciamiento social

Una de las recomendaciones que más sigue reiterándose y que de a poco la gente comenzó a interiorizar es el distanciamiento social. Al principio de la pandemia, las líneas pintadas en los ingresos a los cajeros automáticos, supermercados u otros lugares impactaron un poco en la comunidad, pues esa postal era totalmente nueva. Hoy, eso pasó a ser parte de la vida cotidiana. Y si bien aún hay personas que siguen sin respetar el metro y medio de distancia, cada vez es más común ver cómo naturalmente se separan cuando hacen filas para pagar impuestos, por ejemplo. Otra cosa que es cada vez más habitual es leer los carteles en el ingreso de cada local que indican cuántas personas tienen permitido entrar para evitar el aglomeramiento. 


6 Los nuevos saludos

Los abrazos, apretones de manos y los besos a la hora de saludar generan mucha desconfianza actualmente, pues desde el comienzo de la pandemia se pidió que esto se evite por prevención. Incluso, muchas personas preguntan cómo saludar. En este contexto el choque de codos comenzó a ser uno de los saludos más saludables, hasta que se empezó a implementar el choque de puños. Y, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud había dicho en un primero momento que estos saludos eran lo más recomendable, en los últimos meses sugirió usar un saludo sin contacto, como poner la mano en el corazón. Sin embargo, los choques de puño o codo ya están muy internalizados en las personas adultas y hasta en los niños.


7 Sin compartir el mate

No compartir vasos, copas ni los cubiertos fue una de las recomendaciones más importantes que se dieron al comienzo de la crisis sanitaria en el mundo. En Argentina, y por consecuencia en San Juan, eso no fue una tarea muy fácil de asimilar, y no compartir el mate fue lo que causó el mayor revuelo. El paso del tiempo hizo que de a poco sea cada vez más habitual que en los lugares de trabajo, en las reuniones sociales (cuando hubo) y en las familiares cada uno use su propio mate. Incluso, el Instituto Nacional de la Yerba Mate lanzó una campaña en la que aconsejan tomar mate de manera individual, higienizar la bombilla luego de su uso, lavar los utensilios materos siempre con agua y detergente y limpiar el paquete de yerba al momento de manipularlo.


8 Aumentó el teletrabajo

Teletrabajo, trabajo a distancia, home office, son algunos términos que la pandemia obligó a aprender. Además de conocer el significado de estas palabras muchas personas debieron acostumbrarse a trabajar desde sus casas. Esto obligó a que algunos tuvieran que adaptar sus habitaciones, organizar videollamadas mientras los niños dormían y hasta acostumbrarse a las reuniones laborales con los ladridos de las mascotas o los llantos de los bebés de fondo. Incluso, hasta el Congreso aprobó una normativa que regula el teletrabajo y que indica que las personas que trabajen bajo esta modalidad gozarán de los mismos derechos y obligaciones que las que trabajen en forma presencial y su remuneración no podrá ser inferior a la que percibían o percibirían en modalidad presencial.


9 Suspensión de eventos masivos 


Los fines de semana sin fiestas, sin eventos deportivos y hasta sin poder ir al cine se volvieron parte de la nueva normalidad. Es que por la pandemia estos eventos masivos fueron suspendidos para evitar el aglomeramiento. Sin embargo y a pesar de que casi todos saben que esto no está permitido, las fiestas clandestinas fueron moneda corriente en la provincia. Una de las fiestas que más revuelo causó fue la llamada "Fiesta Vip" que terminó con 48 personas detenidas en un barrio privado. En cuanto al cine, en dos oportunidades se habilitó los estacionamientos del Espacio San Juan y el Híper Libertad para el autocine. Estos eventos fueron un éxito y las entradas se agotaron rápidamente.



10 Un año casi sin procesiones

Mientras muchos extrañan las fiestas, hay otros sanjuaninos que anhelan volver a vivir tradiciones religiosas como las procesiones, que en pocas ocasiones pasaron a ser caravanas. Es que este año casi no hubo celebraciones de este tipo. Incluso, hubo muchos meses sin misa y la Semana Santa se vivió por primera vez de manera virtual. Los hábitos dentro de las iglesias también cambiaron. Se redujo la capacidad de todos los templos, no se permite tocar las imágenes ni hay recipientes de agua bendita. Y desde que volvieron las misas presenciales, la Comunión no se entrega más en la boca, sino en la mano de los fieles.