El 3 de noviembre de 1965, los familiares de los 68 tripulantes argentinos del avión Douglas C-54 TC-48 de la Fuerza Aérea Argentina que había viajado desde el país hacia Estados Unidos, entre los que estaba el sanjuanino Ricardo Augusto Roque Guzzo, recibieron una dura noticia. La nave había caído. Las autoridades afirmaron que el desplome se había producido a la altura de Costa Rica, en el Mar Caribe, pero el avión nunca apareció. Esta versión nunca tuvo sentido para los familiares de los tripulantes, que ahora tienen una nueva esperanza.

Es que, según informa el diario Los Andes, la empresa Missin.aero (especializada en búsqueda de aviones extraviados) detectó con sus radares 7 “anomalías”. Y no fue en la zona del Caribe, sino que los rastros fueron hallados en uno de los sectores de la Cordillera de Talamanca, también en Costa Rica.

Aunque la expedición que partió recientemente para explorar el lugar señalado, que según los radares abarca 200 metros cuadrados, debió regresar porque las intensas lluvias impidieron el acceso, ya fue confirmado que regresará en septiembre, en coincidencia con la época seca.

Cabe recordar que, entre 2008 y 2013, la Fuerza Aérea Argentina organizó 5 operativos de búsqueda que permitieran, por lo menos, dar con algún rastro o pertenencia de los tripulantes. Y luego los operativos se reanudaron, de forma más esporádica; incluso hasta 2019 (en 2020 no se llevó adelante por la pandemia de coronavirus). Pero nunca llegaron a ninguna certeza.

Entre lo poco que llegó a encontrarse desde la tragedia, sobresalen algunos chalecos salvavidas, camisas, la cédula de uno de los cadetes (identificado como Oscar Vuistaz) y restos de la cobertura interna del fuselaje del avión; y todo fue “hallado” en el mar. Pero muchos de los familiares creen que se trata de elementos que fueron “plantados” en el lugar con el fin de dar por cerrada la búsqueda y, con ella, su angustiante sensación de incertidumbre junto con sus reclamos.

Ahora, las nuevas pistas y los preparativos de la nueva expedición que se realizará dentro de cuatro meses, ponen de nuevo la fe en quienes aún esperan saber qué pasó con sus familiares.

La historia del sanjuanino

Ricardo Augusto Roque Guzzo / FOTO: Destino San Juan

Ricardo Augusto Roque Guzzo tenía 24 años cuando partió en aquel trágico vuelo. Era iglesiano y se encontraba en Mendoza, la provincia de origen de sus padres, por trabajo. Inició sus estudios en la Escuela de Aviación Militar de Córdoba cuando cumplió tenía 20 años.

Uno de los hermanos del sanjuanino, Víctor Guzzo, reveló a DIARIO DE CUYO en 2014 que Roque escribió una carta a sus padres el 1 de noviembre. “Fue una carta muy emotiva, todos lloramos al leer lo que escribió, sobre todo porque llegó 10 días después, cuando el avión ya había desaparecido”, reveló aún conmocionado por la historia de su hermano.

La gloriosa partida del avión y su desaparición

El avión TC 48 es considerado, al menos hasta ahora, el mayor misterio de la aviación argentina.

El vuelo partió el 1 de noviembre de 1965, en cumplimiento de la orden de operaciones 3/65 del Comando Aéreo de Combate de la Fuerza Aérea Argentina. El viaje, a realizarse en dos aviones, el T-43 y el TC-48, tenía como destino final la ciudad de San Francisco, en Estados Unidos.

Había salido desde Mendoza hacia Córdoba y de allí, hacia Costa Rica. Incluso el entonces presidente Arturo Umberto Illia, despidió a los tripulantes, antes de iniciar el viaje.

Pero el 3 de noviembre de 1965, el avión Douglas C-54 matrícula TC-48, bajo la conducción del Comandante Renato Felippa, con 68 personas a bordo, desapareció. Habían anunciado un incendio en un motor cuando volaba entre la base Howard de Panamá en dirección a El Salvador.

Ese mismo día, a la hora 21:15, la Secretaría de Aeronáutica emitió el primer comunicado argentino oficial, anunciando lo ocurrido.

Inmediatamente comenzó la búsqueda y cuatro días después la dieron por concluida y dieron por muertos a todos los tripulantes. Esto, después de haberse encontrado en el mar algunos chalecos salvavidas y un documento de uno de los cadetes. Pero al poco tiempo se supo que ese documento nunca había estado en el agua y que su dueño se lo había entregado a un compañero que iba en el otro avión.

Una investigación de Estados Unidos concluyó que el avión cayó al mar entre Panamá y Costa Rica, a 30 km de la costa. Pero para la Aviación Civil de Costa Rica y para los familiares, el aparato está en algún lugar de la selva.

En los primeros años se realizaron más de 23 expediciones a la selva y más de 50 vuelos en avionetas y helicópteros, pero nunca hubo resultados certeros.

Fuentes: Los Andes / Archivo DIARIO DE CUYO / Destino San Juan