Crecimiento. Sobre la Ruta 141 se erigió hace dos años el oratorio para rendirle culto al Gauchito Gil. Muy cerca del paraje de Difunta Correa, cada vez llegan más visitantes a pedir o agradecer.

Sobre Ruta 141, a dos kilómetros de la Difunta Correa, un oratorio se convirtió en un nuevo epicentro de fe popular y que cada día cuenta con más visitantes. Se trata del lugar que construyeron para rendirle culto al Gauchito Gil y en el que actualmente dejan hasta donaciones para que la gente más necesitada las retire.

Es imposible no verlo desde lejos. Los paños rojos de diferentes tamaños que cuelgan por doquier y los cigarrillos y velas encendidos sirven para ubicar fácilmente el lugar aún en medio de la noche. Es que desde que lo construyeron hace un par de años atrás es visitado por miles de personas y en cualquier momento del día. "Yo empecé a venir para agradecerle por la salud de mi hijo que se mejoró después de que le pedí al Gauchito que lo sanara. Todos los meses vengo y cada vez me encuentro con más gente en el lugar dejando cigarrillos prendidos y cajas de vino", dijo Jorge Àlvarez, devoto del Gauchito Gil.

Según los dichos populares, a Gil le gustaba mucho fumar y tomar por eso le dejan cigarrillos y vino a modo de ofrenda. Incluso algunos le dejan en cigarrillo encendido para que "se lo fume". "Dicen que si el cigarrillo se consume por completo el Gauchito cumplirá el pedido. Yo siempre se lo dejo encendido", dijo Marisa Castro.

Según los visitantes, este oratorio nació por obra de un promesante quien construyó un tinglado y colocó una gran imagen de este gaucho para que los devotos pudieran rezarle. Pero que de a poco fue creciendo en ofrendas y concurrencia. 

En el centro del tinglado hay dos imágenes grandes del Gauchito Gil, pero hay otras 12 de menor tamaño distribuidas por todos los rincones del oratorio. Pero la más llamativa es la que se encuentra dentro de una vitrina bajo llave. Es una figura de más de medio metro de altura, con peluca de pelo negro largo y pilchas gauchas, tal como las que usaba Gil.

Cuadernos, flores, placas, cintas rojas, cuadros y fotos son parte también de las ofrendas que deja la gente en el oratorio donde ya instalaron hasta un banco para descansar. Hasta el momento el lugar se mantuvo a salvo de cualquier acto vandálico. "La gente que viene es muy respetuosa. Cada uno espera el turno para acercarse a su imagen a dejarle un cigarrillo en silencio y de manera ordenada. Esperemos que se siga respetando el lugar como la creencia en esta gauchito milagroso", dijo Manuel Zárate.

Otros artículos. Si en la Difunta Correa es usual que los visitantes dejen botellas con agua y enciendan velas, frente a las imágenes del Gauchito Gil, predominan las cajas de vino y los cigarrillos.

La historia del Robin Hood correntino

Considerado un "Robin Hood" en la ciudad correntina de Mercedes, Antonio Gil fue tomado prisionero por el coronel Salazar y a pesar de la movilización del pueblo para que fuera liberado, lo ejecutaron un 8 de enero de 1878, según la versión más aceptada.

Dicen que el hijo de Salazar estaba enfermo de gravedad y todo apuntaba hacia su muerte, pero el Gauchito le dijo al coronel que al volver a casa encontraría sano a su hijo, ya que él "intercedería ante Dios por su vida". Cuando el coronel Salazar regresó a casa, después de ejecutar a Antonio Gil, encontró a su hijo sano y salvo.