Tratar de mantener la menor cantidad de casos de Covid-19 posibles para no frenar la operación de la mina ni las obras en construcción ha demandado a Barrick Gold un fuerte operativo en el que ningún detalle ha quedado librado al azar. La última medida, a partir de noviembre, fue el hisopado a todo el personal que sube a Veladero, que se suma a los controles a mitad de los turnos y cuando la gente tiene que bajar. Desde marzo, cuando la pandemia empezó a hacer sentir sus efectos, llevan realizados un total de 70.281 controles, contabilizando también los tests rápidos, pruebas de olfato y mediciones de temperatura. En este tiempo la tarea les permitió detectar 129 casos, que fueron aislados para su tratamiento.

DIARIO DE CUYO participó en toda la experiencia, desde la ansiedad por conocer el resultado de un PCR para poder subir a la mina iglesiana, a todas las etapas por las que tiene que pasar un empleado de la empresa para poder cumplir con sus tareas en forma segura y con el menor riesgo posible a un contagio.

La logística empieza en el Hotel Del Bono Park, donde el personal es sometido primero a un test rápido y después a la prueba del PCR, cuyo resultado deberá estar antes de que el empleado suba al colectivo que lo trasladará hasta Veladero. Todo el sistema bajo la supervisión de la empresa SIEM SRL, de medicina laboral, que posee el único equipamiento en el sector privado para procesar las muestras, idéntico al montado por Salud Pública en el Hospital Rawson. En un día normal procesan entre 200 y 500 muestras, en una tarea que no puede detenerse porque la tarea en Veladero nunca se frena y se realiza las 24 horas del día.

La mina iglesiana es una pequeña ciudad, que nunca duerme, con 2.200 habitantes en forma permanente y con todos los servicios necesarios para que puedan cumplir su tarea en forma segura.

Apenas se llega a la garita de Tudcum, el portal de ingreso a la mina, vendrá otro control, en este caso de olfato y de temperatura y si todo está en orden, al empleado le colocan una pulsera en la mano, que será requerida una vez llegado a la mina, después de 3 horas horas de viaje, por un camino serpenteante en el que, en algunos tramos y por seguridad, no se puede transitar a más de 40 kilómetros por hora. Si algún conductor supera el límite en 3 oportunidades, será sancionado.

Ya en el campamento de Amarillos, que hasta tiene su propio hospital, equipado con todos los elementos necesarios para cualquier accidente de un operario, y ahora reforzado con un equipo para procesar un PCR por cualquier caso sospechoso, empezará otra etapa. Primero el control al ingreso de la pulsera, ya que nadie puede ingresar si previamente no fue descartada la presencia de la enfermedad.

Para disminuir el contacto entre los trabajadores, el campamento ha sido dividido en 6 sectores, cada uno con su comedor, kiosco y su propia área de alojamiento. Las habitaciones son individuales, cuando antes se compartían.

A la vuelta de la gente, habrá de nuevo un testeo rápido para descartar nuevos casos.

"Hemos desarrollado una importante capacidad de testeo y aislamiento, que ha sido fundamental en este último período de la pandemia que afecta a todo el mundo. De igual forma queremos seguir fortaleciendo el plan, trabajando en coordinación con las autoridades, y volver a concientizar a todos los trabajadores sobre la importancia del autocuidado", dijo Marcelo Álvarez, director ejecutivo de Barrick para Argentina y Chile.


Aislamiento

El antiguo hotel de Veladero, equipado ahora con 64 camas, es el lugar destinado para los enfermos que son detectados en la mina. Después se los deriva a 4 hoteles en San Juan, que son el Viñas del Sol, Villa Don Tomás, Del Bono Park y Pueblo Viejo. La medida es para mantener las condiciones de aislamiento.

Recuperados

57 Son los casos de los trabajadores de la mina que ya pasaron por la enfermedad y que pudieron volver a cumplir con sus tareas. La jornada de trabajo es de 12 horas.

Traslado

50 por ciento Es la capacidad de los colectivos que se puede usar para llevar a la gente a la mina. Luego de cada viaje las unidades son desinfectadas para el nuevo contingente.

El nuevo valle de lixiviación estará listo en mayo del 2021

Tarea. Uno de los trabajos que insumió más tiempo fue terminar de colocar la geomembrana en la zona.


Como en la mayoría de las tareas, la pandemia también impactó en el ritmo de las nuevas obras de la mina. Por eso ahora, con las tareas retomadas a pleno desde septiembre, el valle de lixiviación, necesario por la ampliación de la vida útil del emprendimiento, estará en operación en mayo del 2021, según confirmó el gerente de Proyectos de Veladero, Marcelo Fernández. Y ya trabajan en la ingeniería de la Fase 7, que tienen previsto comenzar en septiembre del próximo año.

Esta etapa tiene un presupuesto de 163,5 millones de dólares y ha contado con la participación de varias empresas locales, en la idea de dar la mayor participación posible a firmas sanjuaninas e incluso una de Jáchal, según destacó el directivo.

La tarea venía bien hasta marzo de este año, pero la irrupción de la pandemia les hizo cambiar los planes y recién hace dos meses pudieron recuperar el ritmo de obra, que incluyó el relleno de la zona y completar el sistema de bombeo.

En enero, la pista

Otra gran obra encarada apenas a 40 minutos de la mina, en la zona del río Zancarrón, es la pista de aterrizaje, la primera que habrá en el departamento. Pensada para aviones de hasta unos 15 pasajeros, la quieren tener lista para el primer vuelo inaugural en enero del 2021. Costó unos 4 millones de dólares y servirá para el transporte en cualquier caso de emergencia, como un accidentado, y para el traslado de los directivos de la compañía.