Miles de fieles. La procesión arrancó de noche desde San Luis y Tucumán. La gente comenzó a llegar al templo cuando el Sol ya despuntaba.

Como pudo, Sebastián Plataría tomó un banquito, caminó varios metros y se sentó justo en la esquina de Chile y Avenida Rioja. Era de noche y este año, el buen clima lo acompañó. Paciente, el hombre esperó que la Virgen iluminada pasara por la calle para poder agitar un pañuelo. Por primera vez, el hombre no pudo acompañar a los fieles en la procesión porque tiene un problema de columna. Sin embargo, su devoción hizo que, a su modo, estuviese presente. A él se sumó una multitud que este año superó las 6 mil personas. La procesión que se hace en la madrugada de cada 8 de diciembre en honor a la Inmaculada Concepción, crece año a año. A los devotos no les importa si llueve o hace frío. Aunque ayer, el buen clima los acompañó en el pueblo viejo de Concepción.

Si bien la procesión partió desde calle San Luis y Tucumán, la mayor cantidad de gente se fue sumando mientras la imagen de la Virgen, totalmente iluminada y rodeada de flores, recorría las calles. Con banquitos, reposeras y hasta el mate, una multitud se plegó disfrutando de un amanecer con el cielo totalmente despegado. Los dos últimos años, esta actividad religiosa se hizo con lluvia y hasta con viento.

Los caminantes avanzaron rezando el rosario. Mientras, monitores urbanos y chicos de la Acción Católica y de la comunidad de la Parroquia armaron un cerco humano alrededor de la imponente imagen que en plena noche no dejó de llamar la atención de los conductores que a esa hora circulaban por la zona.

Además de los que caminaron varias cuadras para demostrar la fe por la Virgen, estuvieron aquellos que desde bien temprano hicieron un acampe en la plaza Juan Jufré. No importó la edad ni la condición física. Todos estuvieron expectantes a la llegada de los peregrinos y recibieron la procesión con bombas de estruendo y con pañuelos celestes y blancos, los colores de la Virgen María.

Muchos niños y gente de edad avanzada aprovecharon a apostarse en los sitios más cercanos del escenario que se montó en la puerta de la parroquia. Allí, monseñor Jorge Lozano ofició la misa del alba. Entre cánticos y cánticos, no faltaron los vendedores de café bien caliente que reconfortó a los caminantes.

Las postales

 

Los que se sumaron

Una de las características de esta procesión fue la cantidad de gente que esperó al costado de la calle, el paso de la imagen de la Inmaculada. Entonces se sumaron a la caminata de fe hasta el templo.

 

Aplausos en la partida

La procesión arrancó en la puerta del colegio Santa Rosa. Allí, monitores urbanos de la Municipalidad de la Capital conformaron un cordón alrededor de la imagen de la Virgen. En el arranque hubo hasta papeles picados.