Ahora sí está feliz. Al mostrar su nueva habitación, Celeste dejó de lado la tristeza que sintió al relatar su dura historia de vida, y no pudo disimular la alegría y posó para las fotos junto a varios de los miembros de la comunidad que la ayudaron.

Celeste Becerra tiene una vida marcada por el dolor. Fue víctima de violencia de género, tiene lupus y debe criar como puede a su hija Acsa, de apenas 11 meses. Sumado a eso no tiene dónde vivir. Sin embargo, ahora una luz de esperanza se le encendió gracias a la solidaridad de algunos vecinos que se conmovieron con su triste historia. "Se enteraron de todo lo que me pasó y decidieron ayudarme a construir -en el mismo terreno donde vive su mamá, en la Villa Jofré, en Santa Lucía- una pieza para que pueda dormir con mi hija", dijo Celeste, que tiene 26 años y que está viviendo en la casa de su madre, que sólo tiene una habitación y una cama matrimonial donde duermen las tres.


Al contar su historia, Celeste no pudo controlar las lágrimas al recordar todo lo que vivió cuando su expareja la golpeaba. Sin embargo, a los pocos minutos una enorme sonrisa hizo que olvidara ese daño y se alegrara, al comentar que de hora en más su hija tendrá un poco más de espacio para crecer. 


"Cuando me fui de la casa de mi expareja mi mamá me recibió con mucho amor, pero el lugar es muy pequeño. Dormimos las tres juntas en una cama, porque ella no tiene más", dijo y comentó que el papá de su hija tiene una orden de restricción porque hasta hace pocos meses si él la cruzaba en la calle la golpeaba donde fuera.


Debido a su enfermedad, Celeste no puede trabajar. Es que hay días que no puede ni levantarse de la cama. "Mi mamá me debe llevar hasta al baño por momentos y hay días que no puedo sostener en brazos a mi hija. Es muy dura esta enfermedad", dijo y comentó que ahora los médicos le recetaron un medicamento más fuerte para ver si pueden mejorarle la calidad de vida. 

Manos a la obra. A las 7 los vecinos comenzaban con la construcción. Con herramientas de albañil y mucha solidaridad empezaron a levantar paredes. 
Con alegría. El entusiasmo por la obra fue tal que los vecinos no pararon ni para almorzar y posaron con mucha alegría para las fotos de recuerdo. 
Un aprendizaje. Los más chicos no tenían nociones de albañilería. Durante la construcción ayudaron y conocieron algunas técnicas de construcción.

Esta dura historia conmocionó a un grupo de vecinos, quienes en un primer momento ayudaron a Celeste con mercadería. "Primero le trajimos unos bolsones con alimentos, hasta que nos enteramos de cómo era la vida de Celeste y su bebé", dijo Karina Pereyra, que fue una de las que consiguió que otras personas se hicieran parte de esta movida. A ella se le sumó un comerciante de Santa Lucía que con muchas ganas de ayudar decidió comprar materiales de construcción y buscar unos albañiles. "Cuando comenté de qué se trataba la construcción, me dijeron que donaban la mano de obra", comentó Roberto Lara, el vecino solidario. Al igual que ellos, tres chicos de entre 14 y 15 años también decidieron dar una mano. Sin tener mucho conocimiento de albañilería, Fabricio y Facundo Quiroga junto a Mateo Torres acarrearon carretillas con cemento, se subieron a escaleras y hasta ayudaron a colocar el cañizo para el techo de la habitación. "No me sobra nada, pero siempre que puedo doy una mano, mi familia y yo somos trabajadores y compartimos lo poco que tenemos. Ahora queremos hacerle un baño y conseguir otras cosas que le hacen falta a Celeste", agregó Lara. Es que la mujer no tiene muebles, colchones ni ventanas para poder ponerle a la habitación. 


"No puedo explicar lo que sentí al ver la habitación terminada. Mi mamá había hecho una pared y parte del piso, porque ahí iba a construir un baño, pero ahora me dio eso para que sea mi pieza y la de mi hija. Ahora sueño con poder tener un trabajo y poder darle a mi bebé una mejor vida", agregó Celeste, que en esta oportunidad lloró de emoción. 

  • "Nadie más que yo sabe lo que sufrí con ese hombre. Yo pensaba que iba a cambiar".
  • "Me pegó hasta cuando estaba embarazada y su mamá me encerraba cuando él se iba". 
  • "El lupus es una enfermedad dura y yo sufro mucho. Hay días que estoy bien y otros que no puedo hacer nada".