Por Celeste Roco Navea
La noche del 23 de diciembre ya reina en la casa de Pablo Sotelo, un ex miembro del Ejército Argentino que hace 25 años sigue una tradición que cada vez suma más voluntarios: la salida de Papá Noel por las calles de Marquesado. Algunas camionetas, bolsas llenas de golosinas, juguetes y hasta panes dulces, y varios voluntarios fueron parte un año más de un recorrido que renueva la esperanza y le lleva alegría a los más pequeños de la localidad de Rivadavia.
“Hace más de 25 años que salgo. Comencé con una bicicleta disfrazado de Papá Noel y hace unos siete años que nos acompañan músicos tocando arriba de una camioneta, mientras yo toco la trompeta corriendo de un lado para otro”, comenta Pablo, recuperándose de lo que fue una velada que se extendió hasta las 2 de la madrugada.
Así, el paso de la caravana no pasa desapercibida, ya que la música es parte del recorrido en todo momento. Desde villancicos hasta “Muchachos”, de La Mosca forman parte del repertorio que se interpreta durante largos kilómetros.
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El accionar solidario que comenzó en un inicio de manera solitaria, con el paso de los años fue sumando más adeptos. Vecinos que sin pedir nada a cambio se sumaron a la aventura con un solo objetivo: ver una sonrisa reflejada en el rosto de los niños y niñas que esperan con ansias ver pasar a Papá Noel y recibir algún regalo, aunque sea de manera simbólica.
Para el exmilitar todos los años son especiales. La particularidad de esta ocasión fue que no estaba seguro sin salir o no, ya que atravesó una intervención quirúrgica hace unos meses. Fue un mensaje en el grupo de la Iglesia que lo incentivó, en el que pedían donaciones para la previa de Navidad, las cuales iban a ser entregadas por Pablo.
Negocios barriales, vecinos y amigos se suman a la causa año tras año. Así pueden llegar con golosinas y algunos juguetes para los más pequeños, y panes dulces para los más grandes. “Lo hacemos con mucho respeto, todo es con colaboración de los vecinos, sin ningún tinte político. La sonrisa de un niño es lo mejor que hay”, destaca.
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El punto de encuentro es la casa de Pablo, donde su esposa los recibe con bebidas frescas y algo para compartir antes de iniciar la caravana. Durante el largo recorrido los vecinos no escatiman en brindis y agradecimientos. Algunos pequeños se acercan a Papá Noel para darle su cartita; mientras que hay padres que aprovechan la ocasión para usarlo de intermediario para darle algún regalo a sus hijos. “Anoche hasta un perro me dieron para que se lo de a un niño”, comenta sorprendido.
Así como Pablo en Marquesado hay una gran cantidad de Santas repartidos en toda la provincia, que año tras año renuevan los esfuerzos y se organizan para poder recorrer sus barrios, sus pueblos y localidades con el característico traje rojo y bolsas cargadas de golosinas y sueños, con un solo propósito: seguir manteniendo viva la ilusión en los más pequeños.