Debido a las intensas lluvias sufridas en el pasado ciclo vitícola 2015/16, muchos viñedos sufrieron graves daños en su follaje. Estos fueron provocados por enfermedades como peronóspora y oídio o fuertes caídas de granizo, llegando en algunos casos a la desfoliación completa de las plantas. Esta situación genera una inadecuada acumulación de reservas y una incorrecta maduración de los sarmientos. Si además de esto, se suma un invierno frío y seco, se pueden dar las condiciones predisponentes para la brotación deficiente de primavera, también conocida vulgarmente como ‘pasmo’.
Este fenómeno sucede principalmente en viñedos jóvenes, de dos a cinco años. Se manifiesta en forma aleatoria dentro de la parcela y sólo en algunas plantas. Las mismas pueden presentar temprano en la primavera alguno o varios de los siguientes síntomas.
Síntomas
a) Bajo porcentaje de brotación: en una misma planta las zonas con mayor brotación son las de la cruz, donde se abren los brazos, y el extremo de los mismos.
b) Escaso crecimiento de brotes: crecimiento lento, brotes débiles y con entrenudos cortos.
c) Brotación retrasada: atrasos de hasta 60 días en relación con plantas normales.
d) Brazos muertos: se puede presentar en uno o ambos brazos.
e) Plantas muertas.
Dependiendo de cuán afectadas se vean las plantas, se pueden encontrar distintas situaciones que generan una gran heterogeneidad en el viñedo, causando complicaciones en el manejo operativo del mismo, además de una disminución en los rendimientos.
Factores
Los principales factores que desencadenan el pasmo se resumen a continuación. Existe una combinación de factores que predisponen al cultivo a la ocurrencia de pasmo:
1) Exceso de vigor y vegetación: se puede deber a diversas causas como exceso de agua y nutrientes; tipo de variedad y portainjerto.
2) Otra causa distinta es el exceso de producción y/o cosecha tardía: provocarían un atraso y disminución en la acumulación de reservas por competencia.
3) Crecimiento vegetativo tardío: el crecimiento de brotes en los últimos meses de verano y en el otoño también compite con la acumulación de reservas. El mismo puede suceder por exceso de agua y nutrientes; defoliación (por enfermedades o granizo); otoños benignos (templados).
4) Falta de humedad en el suelo durante el invierno necesaria para comenzar la temporada.
5) Inviernos fríos y secos.
6) Heladas tempranas.
Una posible explicación
En la región de Cuyo, suele ocurrir que al implantar un viñedo se busque la precocidad en su formación, obteniéndose plantas con exceso de vigor (fertilización y riegos excesivos). Sumado a esta situación, la presencia de otoños benignos genera que estas plantas no perciban el estímulo necesario para comenzar a acumular reservas (agostamiento). Ante este escenario, en el cual las plantas no tienen un adecuado agostamiento y una normal entrada en dormición, la llegada del invierno encuentra tejidos ‘tiernos’ más propensos a sufrir pasmo. Vale aclarar que el frío invernal en las condiciones habituales de Mendoza no es limitante para la supervivencia de las vides; pero la situación de inviernos rigurosos y secos sí sería una condición predisponente ya que las raíces son más sensibles a la sequía que al frío.
Manejo técnico
Lo sugerido para evitar el pasmo, a nivel de asesoramiento técnico, es:
– Como primera medida no buscar una formación precoz de las plantas, sino buscar un equilibrio.
– Evitar el exceso de vigor realizando un manejo de riego y fertilización adecuado. De esta manera se impedirá la formación de brotes muy vigorosos que generen un desequilibrio en la planta (entre la parte vegetativa y reproductiva). Tener un especial cuidado con variedades y portainjertos vigorosos.
– Evitar el exceso de producción realizando un manejo de carga adecuado mediante la poda y el desbrote. Esto evitará la competencia que ejercen los racimos sobre la acumulación de reservas.
– Evitar la prolongación del ciclo vegetativo disminuyendo progresivamente la oferta hídrica y las fertilizaciones excesivas (sobretodo nitrogenada) de post-cosecha.
– Evitar cosechas tardías que comprometan la acumulación de reservas.
– Mantener el suelo húmedo durante el invierno e inicio de primavera.
¿Qué hacer si sucede?
De ocurrir este fenómeno se recomienda que en las plantas con escaso crecimiento de brotes se realice un raleo de racimos temprano en la primavera y una fertilización puntual en las mismas. En el caso de presentarse plantas con ambos brazos muertos y presencia de varios chupones en el tronco, se recomienda no desbrotarlos a fin de que no se tornen vigorosos e ingresar así en un ‘ciclo de pasmo’ continuado. Luego, en la época de poda se deben reemplazar las estructuras afectadas según cada caso (por ej., cambio de brazos ó formación de una nueva planta a través de un chupón elegido de vigor medio).
Conclusión
La brotación deficiente de primavera es una afección muy común que, si bien puede llegar a tener una incidencia muy alta en los viñedos, los mismos logran recuperarse prácticamente en su totalidad en la siguiente temporada si el daño fue moderado y se toman las medidas mencionadas.
