Una enfermedad sin lugar a dudas se cura con medicación y un tratamiento médico como primera premisa. Pero también puede ayudar -al menos para mejorar la calidad de vida no sólo de los enfermos sino además de aquellos que no tienen determinados padecimientos- incorporar a la rutina, una serie de ejercicios o exigencias deportivas. La actividad física en algunos casos sirve para prevenir patologías y en la mayoría de los casos para mejorar los pronósticos y hasta la expectativa de vida.

"Un deporte lo puede hacer todo el mundo, hay pocas contraindicaciones para los enfermos especialmente si se toma como un ejercicio básico para ayudar a mejorar la calidad de vida. En cambio, a nivel competitivo las exigencias son otras por lo tanto los requisitos son otros. De todos modos, hacer actividad física aeróbica, tal como caminatas, bicicleta o natación, es para todos, enfermos o no\'\', aclara el médico deportólogo Eduardo Espina. Este profesional corrobora sus dichos con las investigaciones científicas a nivel internacional: "los beneficios son muchos, aunque se hagan rutinas mínimas y suaves, por ejemplo entre un 20 y un 60 por ciento de los enfermos de cáncer de próstata, mama, colon y en menor medida de pulmón mejora con el ejercicio porque disminuyen los radicales libres, se remueven las sustancias tóxicas y se regulariza la circulación de la sangre, lo mismo ocurre con las patologías cardiovasculares que son la primer causa de muerte en el mundo entero, seguida de cerca por los accidentes cerebro vasculares (ACV), según los estudios de la American College of Sports Medicine, la entidad de cabecera de la especialidad\'\'. Pero además asegura que hacer deporte sirve para elevar la autoestima (lo que es fundamental ya que muchos pacientes caen en depresión ante los primeros síntomas de la enfermedad), la independencia de la persona enferma, la movilidad, la capacidad respiratoria y las posibilidad de flexibilidad de su cuerpo, entre otros beneficios colaterales.

En el mismo sentido, el médico traumatólogo Germán Vera, profesional que se ocupa de la salud del plantel del club San Martín, asegura que "el deporte es uno de los mejores métodos para mejorar e inclusive prevenir problemas de salud, reduce el riesgo de cardiopatías y enfermedades cardiovasculares. La práctica de un ejercicio o deporte junto a la incorporación de otros hábitos de salud, como una buena alimentación, el descanso correcto, la hidratación suficiente, la eliminación del tabaco y la ingesta del alcohol, reducen los factores de riesgo como diabetes, hipertensión arterial, obesidad, enfermedades reumáticas, entre otras''.

En su dosis justa

Aunque el médico deportólogo Eduardo Espina -especializado en la Universidad Nacional de Córdoba- prefiere no catalogar a un deporte como el ideal para tal o cuál enfermedad; en la vereda de enfrente, el traumatólogo Germán Vera considera que si hay ejercicios específicos para cada dolencia, según su propia experiencia. Espina opta por recomendar hacer un deporte de manera personalizada para que responda a las necesidades de cada persona, previa evaluación del estado evolutivo de la enfermedad y del momento en que se va a comenzar a realizar.

"No se lo mismo una persona que hace quimio o que acaban de descubrirle una arteria obstruida o que tiene osteosporosis, por eso yo no recomiendo el deporte en grupo en los casos de enfermedades. Es mejor clases personalizadas y con un buen seguimiento médico para que el deporte sea en su justa medida '', dice el deportólogo que ejerce la profesión en la Clínica Mercedario y el Instituto Cardiovascular del Oeste (que funciona En el ámbito del Hospital Privado).

Por su parte, Vera también hace su aporte respecto del límite necesario como en cualquier actividad. "Como la gente ve que mejora a veces pasa de la cuestión recreativa y con un objetivo saludable, a convertir el deporte en una obsesión. Eso puede ser muy grave porque puede pasar de una hiper a una hipoglucemia por ejemplo''.

En acción

Para el doctor Germán Vera es fundamental, antes de ponerse las zapatillas y comenzar a caminar o subirse a una bicicleta, solo por citar algunos de los deportes más recomendados en estos casos, realizarse un chequeo médico, En el que no pueden faltar un electro, un ecocardiograma y una ergometría (todos estos estudios servirán para medir el nivel del esfuerzo a realizar según el estado del corazón), análisis completos incluidos los niveles de proteínas, potasio y sodio. "Estos estudios nos dan a los médicos la información básica para saber el estado de nuestros pacientes más allá de sus enfermedades y es a su vez lo que nos permite determinar si puede hacer tal o cuál esfuerzo. Por ejemplo, alguien que sufre del corazón difícilmente podrá hacer mountain bike o escalada porque es esfuerzo es doble al de una caminata corriente, encima el requerimiento de oxígeno es mayor por lo que se lo expone a otras exigencias'', aclara el médico.

Según el médico traumatólogo del club San Martín, correr o caminar con cierta intensidad (los médicos diferencian la caminata del paseo ya que no implica un ejercicio continuo) es la mejor actividad a la que puede apelar una persona que padece estrés, enfermedad asociada a la hipertensión, la obesidad, el colesterol alto. También es interesante practicar bicicleta o natación. Sea el ejercicio que sea debe hacerse con una rigurosidad de 3 a 5 veces por semana durante 45 minutos por lo menos. Ayuda a disminuir la ansiedad, aumentar la liberación de endorfinas (alivia el dolor y el nivel de angustia).

También la caminata reduce la concentración de cancerígenos en las vías aéreas e inhibe la formación de tumores, por ejemplo. El mismo ejercicio -además de caminar y correr- es el recomendado para los pacientes diabéticos porque "estar en movimiento aumenta la utilización de glucosa en los músculos, mejora la sensibilidad a la insulina y a su vez disminuye la necesidad de la ingesta de insulina o autodiabéticos orales, mantiene la presión arterial y el colesterol controlados'', explica el profesional. En cambio, no es lo ideal hacer natación porque la enfermedad tiene complicación un trastorno de sensibilidad que afecta la piel al estar en contacto con la humedad del agua.

La natación y otros ejercicios en el agua (como por ejemplo aquaeróbic) si puede ser elegido por aquellos que padecen presión alta, obesidad, problemas del corazón (pacientes que sufrieron un infarto o insuficiencia cardíaca). En este último caso, no se recomienda, según la visión del médico, practicar estilo mariposa porque las exigencias son muchas. Para personas con estas patologías también es interesante incorporar clases de baile, rutinas de bicicleta e inclusive correr. Dependiendo del estado de cada persona, el ejercicio debe hacerse entre 30 y 60 minutos por 3 a 5 veces por semana.

Para aquellos que sufren enfermedades reumáticas (como artritis, lupus, gota, dolores de músculos, etc) la actividad física -sea cual sea- es altamente recomendada porque el movimiento aumenta el flujo de líquido sinobial (nutre los cartílagos de los huesos), fortalece músculos, tendones y ligamentos. Se recomienda hacer ejercicios que no impacten en los huesos (por ejemplo el salto). Los más recomendables son el yoga y la natación (si es en agua tibia mejor porque ayudan a aliviar dolores y relajar).

Para sorpresa de muchos, El golf es uno de los deportes más beneficiosos ya que implica caminatas de 7 a 10 kilómetros. Es ideal para combatir la osteosporosis ya que es una actividad que se realiza al aire libre y bajo el sol, lo que fortalece los huesos. Se ejercitan los brazos y extremidades inferiores, según detalla el profesional.