Un jardín bien diseñado nos produce la misma sensación de satisfacción y bienestar que una casa bien planificada o un traje hecho a medida.

El espacio verde cumple numerosos roles importantes. Como enlace de comunicación con el mundo natural, nos invita a experimentar sensaciones y cambios propios de las estaciones.

Los mejores jardines son aquello que funcionan como una extensión de la casa; en estos días en que el espacio es tan restringido y el tiempo libre tan escaso, se han convertido en un espacio vital de gran valor.

La clave del éxito reside en el buen diseño. Ésto se logra a partir del sentido práctico y la estética. Los diversos elementos que componen un jardín deben estar perfectamente equilibrados, de modo que su aspecto se vea complementado por su funcionalidad como espacio exterior. Además, estos espacios deben contar con el potencial para cambiar con el paso del tiempo, no hay ningún jardín que presente el mismo aspecto de un año a otro.

Diseñar un jardín significa adecuar el espacio para adaptarlo a las necesidades y preferencias, siempre teniendo en cuenta las condiciones existentes en el terreno. Se trata de dimensiones, ubicación y hasta el tiempo que dispone para cuidarlo.

Para lograr un todo armonioso tendrá que estudiar diferentes facetas, no solo se trata de elección de plantas y de materiales de construcción, sino también de otros factores menos tangibles como la luz, la sombra y el uso del mismo. Este proceso no es desalentador, al contrario, lo convierte en algo emocionante y desafiante.

Cualquiera sean las dimensiones a trabajar es recomendable primero observar el lugar detenidamente, cuidando los factores mencionados anteriormente, sol, luz, sombra, posibilidad de riego, el entorno, la ubicación y otros. El punto de partida no es ser arquitecto o paisajista, es confeccionar un dibujo a mano alzada dando ubicación a todas las necesidades y gustos. Esto se realiza para saber cómo se va a mover allí y cómo lo utilizará. Esto determinará la forma y la estructura base. A estos elementos se le añaden los detalles estéticos, cada uno tiene su propio sentido de estética y esto es lo que le da la individualidad.

Las vistas y puntos focales son otro de los factores a tener presente, una vez resuelto el uso del espacio. Los senderos y líneas de comunicación son los encargados de conectar las áreas de importancia del espacio verde.

Por último no podemos dejar de nombrar la relación entre la casa y el jardín. Como habitación exterior al aire libre, posee parámetros muy diferentes a los del interior, ya que su techo es el cielo y su apariencia está sujeta al cambio constante de estación. Los principios delineados en el espacio interior se pueden llevar al exterior, esto se fundamenta con la elección del material para el suelo, las fuentes de luz, los asientos, las estructuras exteriores y la decoración. Si su enfoque para ambos entornos es el mismo, con una buena planificación de transición entre los dos, puede haber un flujo natural desde el interior hacia el exterior.

Los jardines mejor logrados son aquellos que se asocian o se amigan con su entorno y se funden con el paisaje, valiéndose de las plantas que se desarrollan bien en la zona.

Hablar de tendencias, ayuda a encontrar aspectos que coinciden dentro de cada espacio. Esto permite además realizar una obra que se adecue al tiempo y posibilidades reinantes en una sociedad.

El paisajismo es uno de los recursos más utilizados para poder crear y dar forma a su jardín; el arte, la agricultura y la ecología son los tres ejes en torno a los que giran las nuevas tendencias; en realidad no se hace referencia a nuevas corrientes o diferentes rupturas, sino que se hace hincapié en elementos del pasado ya conocidos. Estos tratan de ser compatibles con otros modos más actuales de entender la jardinería; en general podemos nombrar diferentes tipos o clases de jardines: el autóctono, agrícola, forestal y salvaje. Luego tenemos las innovaciones en paisajismo que se conocen como: hortícola, moderno, minimalista, el sostenible, el verde y aquél que se conoce como "en movimiento".

Tendencias del paisajismo


Autóctono: en los jardines se utilizan especies específicas de cada zona o lugar, dando preponderancia a la forma del paisaje natural. No son estructurados y respetan devenir del clima.

Agrícola: Los paisajes agrícolas tienen la ventaja de que ofrecen bonitas estampas vegetativas dependiendo de la estación en la que nos encontremos. Un ejemplo sería una casa que cultiva naranjales en sus rincones verdes o aquella que cubre sus terrenos de olivos. Son claros exponentes de una orientación agrícola en sus planteamientos paisajistas, aunque esto no sólo se consigue con ejemplares propios de la agricultura, sino también con la estética homogénea, rítmica y uniforme que ofrecen las parcelas de cultivo.

Huerto: Este jardín se relaciona con el anterior, pero aquí lo importante es incorporar los cultivos hortícolas al diseño del jardín. El uso de las plantas debe guardar una estética y cierto orden geométrico

Forestal: Son los parques planteados como bosques. En los jardines más grandes incluso se dejan zonas preservadas del paso del hombre para que crezca un sotobosque con fauna y flora propias. La forma de actuar es recurriendo a grandes plantaciones de árboles, aunque el diseño se puede mantener, creando tramas con los árboles, formas geométricas con los claros y secuencias rítmicas de distintos ejemplares.

Natural: La búsqueda del retorno a la naturaleza lleva a la confección de jardines muy próximos a lo que es una vegetación libre y exuberante. Se intenta crear una sensación de lugares indómitos, mediante flora procedente directamente del medio natural y usando bosques salvajes. Dejar que las hierbas crezcan y formar parterres de maleza, libres de la acción del hombre. Esta premisa no busca otra cosa que acercar el conservacionismo y la ecología al jardín, y dejar crecer aquellas especies que sean compatibles con nosotros y nuestro entorno.

Moderno: El paisajismo busca el máximo diseño, las mejores tendencias, la creación y el arte. Por eso no deja de ser obligada referencia en el paisajismo moderno el uso de dibujos, formas y colores que recuerden a obras de arte u objetos de diseño. La vinculación entre obra de arte, predominantemente pintura, y jardín va en aumento, asimilando para los parterres las manchas de color de los lienzos y que en el jardín se crean con flores. El arquitecto Enric Batle mostraba, para ilustrarlo, parterres de líneas orgánicas, que recuerdan a artistas como Joan Miró. Las formas geométricas que estén de moda en cada momento se reproducen en los jardines para darle ese aire actual y moderno que también se busca en otros ámbitos de la vida.

Minimalista: La filosofía zen y la cultura japonesa han traspasado fronteras y cada día ejerce más influencia, sobre todo en aquellos que se sienten atraídos por el minimalismo y la simplicidad. La jardinería no podía ser menos y también se ha empapado de los modos japoneses a la hora de diseñar sus espacios verdes. Los jardines zen de gravilla rastrillada son el mejor ejemplo de esta tendencia, donde se buscan los mínimos elementos para componer el parterre. Es importante el uso de elementos no vegetales para el diseño.

Sostenible: Aprovechar bien los recursos disponibles no es que sea tendencia en el paisajismo: hoy es fundamentalmente una necesidad. La mayor preocupación por cuestiones medioambientales y ecológicas hace que la sostenibilidad del jardín respecto al entorno y los recursos naturales se convierta poco a poco en una prioridad. La reutilización del agua es clave para alcanzar el equilibrio ecológico. Un ejemplo de ello es la creación de estanques o humedales para aprovechar el agua de lluvia en el riego del jardín.

Todo verde: El color por excelencia del jardín es el verde. Sin embargo, actualmente se pretende usar el verde hasta llegar al máximo de sus posibilidades. La creación de tapices de este color para edificios, vallas, aparcamientos y otro tipo de unidades constructivas consigue otorgarle un toque natural a los elementos más industriales. Se trata de una concepción nueva del jardín que inunda espacios que en principio le son ajenos, para ofrecer soluciones paisajísticas nuevas y espectaculares.