Con lonas y soportes de hierro de las piletas, pudieron construir 26 camillas de fácil traslado para eventuales pacientes de coronavirus. Por falta de materiales no las pueden entregar. Sólo resta soldarlas y pintarlas.
Foto: colaboración Juan Carlos Herrera
Ni bien la noticia de la pandemia de Covid-19 se hizo palpable en San Juan, la familia Herrera a pleno -con Juan Carlos a la cabeza más la ayuda de su esposa María Rosa, sus cuatro hijos Juan Andrés (18), Celeste (de 17 y mamá de Renata Isabel, de 1 mes de vida), Martín (14) y Franco (13), Chicha (la mamá de Juan Carlos), María Yolanda (la suegra) y los abuelos Isabel y Enrique- decidieron que no podían quedarse esperando que alguien hiciera algo y ellos mismo se pusieron a construir catres reciclando los materiales básicos de las piletas de lona. Su intención era colaborar para que a ningún enfermo, en este caso posibles contagios leves, le faltara este elemento necesario para transcurrir su tratamiento. Fue tal la repercusión de este gesto solidario que pretendía cubrir el faltante de camas hospitalarias, que pronto tuvieron que salir a pedir donaciones de más piletas para seguir armando camillas y así dotar de equipamiento al microhospital de campaña que se estaba armando en Albardón. Los mismos empleados habían pedido ser el destinatario.
El compromiso inicial era entregar los catres en abril. Sin embargo a esta altura de las circunstancias todavía no pueden terminar los 26 que ya están avanzados por falta de material para soldarlos y pintarlos.
"Ya tenemos 26 catres punteados, esto es que están en un avance significativo porque ya fueron unidos los caños con una pequeña soldadura, les falta reforzarlos. Esto es fundamental por el fin que van a tener. Además tenemos lonas para 20 catres más. Nos faltan algunos caños para poder armarlas y soldarlas. Y, como si fuera poco, tenemos un listado de 30 familias que nos donan más piletas pero no las hemos ido a retirar porque no podemos garantizar cumplir con el objetivo', detalló Juan Carlos, el promotor de la iniciativa solidaria que se motorizó con ayuda de varias personas que colaboraron con el cosido de las telas en máquinas industriales y varios talleres metalúrgicos que empezaron a trabajar en las soldaduras pero se les terminó el material que disponían.
Por eso, recurren nuevamente a la solidaridad para poder terminar los catres.
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