Salvo la copa de langostinos y camarones, los pescados en general y los frutos de mar específicamente, quedan fuera del menú de fin de año en las mesas sanjuaninas. Por eso, los encargados de la cocina del restaurante La Horqueta, Diego Vega (como asesor) y Justo Heredia (como el chef principal) se animaron a armar distintas opciones dónde centollas, mejillones y ostiones ocupan un papel principal en las cenas de Navidad y Año Nuevo. La propuesta responde pura y exclusivamente a un objetivo: innovar y ofrecer alternativas al pollo, el cerdo, el peceto, entre otros cortes vacunos habituales en las fiestas.

"La Navidad y el Año Nuevo son momentos de celebración por lo tanto es una oportunidad ideal en el año para probar con otros sabores que combinados con verduras de estación, salsas y quesos harán un plato inigualable. Encima son recetas frescas y livianas ya que los frutos del mar son más fáciles de digerir que otros. Eso sí, estos menúes quizás impliquen dedicarse un poco más a la cocina'', explican los expertos que recomiendan comprar los mariscos enteros y no los que vienen pelados y cocidos para asegurarse la calidad del productos.

Entre las sugerencias, Vega y Heredia, aclaran que hay que tener en cuenta el color y el aspecto de los mariscos para elegir los más frescos. "Deben estar brillantes y no opacos, como si se los hubiese cocido. Tampoco hay que optar por aquellos que dan la sensación de que la carne está quemada porque esos son viejos y llevan mucho tiempo en el freezer. Otro detalle a observar es que no estén recubiertos por una película muy gruesa de hielo'', advierten y estiman que siguiendo estas claves, el éxito del plato está asegurado.

Un dato más: el grueso de la carne de la centolla se encuentra en las patas y no hay que confundirla con el kanikama que es una pasta realizada con distintos pescados y mariscos. No solo distan en el precio sino además en el sabor.