A 15 kilómetros de la ruta nacional 3, en cercanías del ingreso al Bosque Petrificado (sector este del Macizo del Deseado, en Santa Cruz), a 17 kilómetros de la planta compresora de gas de TGS y a un promedio de 7 kilómetros del gasoducto San Martín (lo que no es un dato menor) se encuentra un yacimiento de perlita, dentro de la estancia La Magdalena, propiedad de la familia Bilancioni.

La perlita es un mineral industrial, no metálico, que se forma a partir de un vidrio volcánico que se hidrata en el momento de su enfriamiento, con lo cual se expande, luego de ser calentado a temperaturas de entre 900 y 1.000 grados centígrados. La perlita expandida es muy valiosa para la industria, porque, entre otras cosas, sirve de filtrante para la industria alimenticia. Para darle ese uso, lo primero que hay que hacer es determinar que no tenga minerales pesados o contaminantes en su composición.

También sirve para hacer el forrado de caños de oleoductos, ya que actúa como un espectacular aislante térmico, a lo que agrega sus propiedades ignífugas y bajo peso. Y se utiliza, especialmente, para hacer cementos livianos, ya que su agregado posibilita hacer construcciones de gran altura y de bajo peso.

Actualmente está evolucionando favorablemente en la industria de la construcción, y se expandirá más en la medida que haya disponibilidad. Actualmente, en Argentina, el único lugar donde se produce es en un yacimiento ubicado en Salta, ya que aparte de Santa Cruz, no hay en otro lugar del país.

Según explicó el geólogo del Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), dependiente de la Secretaría de Minería de Nación, Roberto Luis Veira, “el yacimiento se encuentra en una etapa de preevaluación, durante la que se tiene que determinar la calidad y el volumen de material, y además planificar cómo va a ser la explotación, en términos de profundidad; qué cobertura debe presentar el material para ser económicamente viable; y cuál es el montaje necesario para industrializarlo”.

En general, las plantas de tratamiento de perlita se encuentran cerca de las poblaciones, porque es un material que no tiene un alto valor, por lo que el costo del flete del producto ya expandido incide mucho. Las posibilidades de explotación van de la venta del producto en bruto, para industrializar en otro lugar, hasta la instrumentación de alguna o todas las etapas de procesamiento posibles.

El proyecto se inició hace unos cuatro años. Ignacio Bilancioni y su hermano, propietarios de la estancia, encontraron estas piedras, que les llamaron la atención por ser distintas a lo que habían visto hasta entonces. Las mandaron a analizar y supieron de qué se trataba. Luego se comunicaron con la minera estatal santacruceña Fomicruz, a inicios de 2008, y ésta solicitó el auxilio del Segemar, para comenzar los estudios técnicos.

“Es muy posible que haya otros yacimientos de perlita en la provincia, porque la secuencia de vulcanismo presente en La Magdalena, se da en alrededor de 65.000 kilómetros cuadrados, coincidente con el Macizo del Deseado”, apunta Veira.
Las calidades y cantidades de material explorado hasta la fecha, cuyas muestras han sido analizadas en laboratorios de EE.UU., permiten definir que se puede encarar un aprovechamiento industrial, para lo cual se deben realizar los estudios de factibilidad, y a partir de allí se deberán buscar nuevos yacimientos en la zona.

Según detalló el geólogo, “la idea es lograr la puesta en marcha de una industria nueva, y no una extracción sin valor agregado. El punto a definir no es ya la disponibilidad ni la tecnología, sino la logística de transporte, que es un elemento que impacta en el precio final y hay que resolverlo adecuadamente”.

Miguel Ángel Ferro, presidente de Fomicruz, adelantó que la intención de la empresa es “industrializar el producto en nuestra Provincia, para lo cual buscaremos inversores, si es necesario. Nuestra idea es conjugarlo con el cemento que se encuentra también en la zona, para producir planchas industrializadas que compitan con el durlock en las construcciones de gran porte, ya que existe el antecedente de que en países europeos, como España, ya es obligatorio usar planchas a base de perlita para los tabiques interiores en edificios de altura, por su bajo peso, alta resistencia y por sus cualidades ignífugas y térmicas”.

Los dueños del yacimiento de perlita de La Magdalena son los titulares de la estancia, y Fomicruz realiza la inversión de riesgo en exploración y factibilidad. En los tramos en que interviene el Segemar, los costos son asumidos en partes iguales por la empresa y el instituto estatal, gracias a un acuerdo suscripto con la Secretaría de Minería de Nación. La sociedad acordada con la familia Bilancioni es del 60% para Fomicruz y el 40% para los titulares del yacimiento, siendo obligación de éstos completar los montos que sean necesarios invertir hasta completar su porcentaje de participación.