Las condiciones agroclimáticas de primavera sumadas a las olas de calor del verano, explican la moderada merma en la vendimia 2019 en todo el país, con resultados que evidencian menores rindes en la mayoría de las variedades de uva, empujadas especialmente por la uva criolla y la cereza, ya que siempre hay que tener en cuenta que estas cepas representan a nivel nacional el 30% del total de la vendimia.


Según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura al 5 de mayo último, las bodegas de la Argentina molieron con destino a vinos y jugo de uva unos 2.400 millones de kilos correspondiendo a Mendoza y San Juan 1.691 y 572 millones de kilos respectivamente. En porcentaje la merma para Mendoza sería del 2% y para San Juan, un 13%.


De toda la uva ingresada a bodega, un poco más de 600 millones fueron con destino a la elaboración de mosto virgen y sulfitado, para darle salida vía exportación como jugo de uva concentrado. En ese sentido San Juan destinó el 51% de su uva a este fin y Mendoza un 19%, poniendo en evidencia los esfuerzos en diversificar los usos de la uva a destinar menos kilos a la elaboración de vinos y generar con ello menos stock. En la suma general el 25% de la uva del país se dirigió a este fin.


POR VARIEDADES


A nivel nacional, y también en la provincia, la uva tinta emblema, Malbec, creció un 3 % trepando ya a los 423 millones de kilos, un nuevo récord del varietal ícono de la Argentina. La Bonarda y Syrah tuvieron un leve incremento del 1 %. El tradicional Cabernet Sauvignon creció también un 3% a nivel país. En estas tres variedades, San Juan tuvo una merma del 2 %.


La nota la dio la tinta Ancelotta que creció un 35 % debido a la entrada en producción de viñedos recientemente implantados. Esta uva da un alto índice de color y se usa mucho para cortes aunque últimamente aparecieron vinos varietales. El Tempranillo es otro de los que han crecido un 17 %.


Por el lado de las blancas, la reina Chardonnay trepó el 6% a nivel país, lo que recupera el terreno perdido de temporadas anteriores por pérdidas fundamentalmente por heladas, lluvias y sequías.


El varietal Torrontés Sanjuanino tuvo mermas del 18 % y el Pedro Giménez del 11 %. Sigue preocupando la gran caída en la producción de la exquisita Moscatel de Alejandría: este año un 19 %.


Pero el boom las dieron dos cepas blancas que en los últimos años vienen creciendo en producción y consumo: el Sauvignon Blanc creció el 17 % y el Viognier el 27 %. Otro que crece es el Torrontes Riojano con el 5 %.


En el rubro de las uvas rosadas, las Criollas y Cereza estuvieron a la baja. La Criolla Chica con un 17 %, la Criolla Grande 13 % y la Cereza el 9 %. Dentro de ellas el Pinot Gris, una cepa fina muy usada para vinos blancos y espumantes, ha crecido un 6 %.


Todo esto pone a las claras cómo las variedades se comportan en forma distinta ante climas y suelos y tienen reacciones muy disímiles ante la falta de agua o el exceso. De ahí la importancia de tener estos aspectos presentes a la hora de estimar cosechas.


En el rubro de uvas destinadas a pasas y para consumo en fresco, se destinaron algo más de 54 millones de kilos, siendo San Juan la principal provincia productora con el 98 % del ingreso a secaderos y galpones de empaque para destinos de mercado interno y exportación.


Teniendo en cuenta esto último, San Juan destina a uso no vínico (pasas, uva fresca y mosto) el 57 % y Mendoza el 19 %, resultando un 29 % para todo el país.