Trabajó durante diez años en la reparación de maquinarias para una de las empresas marmoleras más importantes de la provincia. Esa incursión en la tecnología dio a Roberto Lorenzo, técnico electromecánico y docente, los elementos para comenzar su propio sueño: la construcción de máquinas propias para el corte y pulido de mármoles, con el fin de reciclar los materiales desechados por las grandes empresas.
Hoy en su taller de Las Lomitas, Albardón, cada trozo de travertino destinado al descarte se convierte en una moldura, un espejo decorado o en una exclusiva bacha para baño. El toque de color lo aportan los mármoles de Pie de Palo en San Martín, con las que Lorenzo realiza combinaciones únicas que se plasman en exquisitas guardas decorativas. Son ocho colores muy particulares, algunos de los cuales se asemejan a conocidos como el Rosa Verona.
“Cada pedacito se puede reaprovechar, son materiales de primera que por su tamaño dejan de ser comerciales pero que trabajados en forma artesanal se vuelven únicos, con esta premisa decidí reelaborar el desperdicio, me compré el torno y armé mis máquinas”, contó Roberto Lorenzo.
Sus máquinas también son únicas. Fueron construidas para un mejor aprovechamiento de la electricidad (trabajan con menos potencia que las convencionales) y además tienen un plus en cuanto a espeso de corte se refiere. Lorenzo logró un espesor de 6 milímetros, menos que las amoladoras tradicionales que logran un espesor de 8 milímetros. Esto permite que sus guardas sean más finas y puedan ser incrustadas sin problemas en el cerámico.
Ese trabajo artesanal le valió a Lorenzo un espacio en los mercados de Córdoba y Buenos Aires. Lamentablemente no pudo hacer frente a la demanda porque no consigue mano de obra especializada con quien trabajar. “Es increíble. Uno da la oportunidad de tener un trabajo digno pero nadie quiere trabajar, la gente ya no quiere aprender oficios. Para cumplir con la demanda tengo que preparar a alguien, pero la verdad es que no a muchos les gusta este trabajo”, contó el protagonista.
Por esta razón y sin tener eco aún en el municipio albardonero, presentó un proyecto para la conformación de pymes dedicadas al pulido y pegado de las pequeñas piezas. A su vez y como profesor de una escuela técnica desde hace 33 años, tiene en carpeta la idea de generar una tecnicatura vinculada al trabajo del mármol. Por ahora es un sueño, aunque Roberto Lorenzo es un claro ejemplo de que muchos se hacen realidad.
Mármoles para armar
Recicla travertinos y mármoles de Pie de Palo para la confección de guardas y accesorios para sanitarios. El hombre que creó sus propias máquinas para dar rienda suelta a su creatividad.

