A primera vista el desierto es eso. La nada. Salvo que el observador se detenga para atrapar cada detalle que allí surge por obra de la naturaleza o por mano del hombre que no mira o ignora. Así un grupo de artistas inspirados precisamente en lo que no se ve, decidió poner en marcha un proyecto vinculado a la Universidad Nacional de San Juan, para trabajar y crear bajo esa identidad. El primer resultado visible es una exposición denominada "Poéticas del desierto, diálogos con el territorio", dispuesta en el subsuelo del Museo de Bellas Artes Franklin Rawson con obras que permiten tener contacto sensorial con pedacitos del desierto sanjuanino.
Es una obra que impacta apenas el visitante baja las escaleras que llevan al foyer. Justo a la izquierda se encuentra una colección de telas colgantes que a primera vista parece un bosque pintado de jarilla y chilca pero que en realidad son diferentes especies de esta planta impresas con la técnica ecoprint. Esta permite que sean los mismos pigmentos naturales de hojas y flores los que queden plasmados tras un minucioso proceso que se asemeja a una alquimia de la propia naturaleza y la mano de los artistas. (ver recuadro Casi una pintura). Un verdadero relato de plantas básicas de este suelo reseco.
El recorrido continúa mostrando la primera etapa de esta propuesta que comenzó a gestarse en 2019 y que, por efectos de la pandemia-, paso a ser parte de algunas reuniones virtuales para avanzar a paso muy lento.

"Este proyecto fue pensado para vincularlo con lo textil y bajo la modalidad de trabajo de laboratorio, es decir que se transformara en un lugar de experimentación y de prueba al que pudieran sumarse otros artistas. Al comienzo éramos sólo cuatro: Ivana Goya, Gabriela Riveros, Federico Levato y yo. Luego se sumó Tina Fojo y Cecilia Fernández. Así empezamos a trabajar alrededor del territorio, a las prácticas ancestrales y otras que vienen del arte para armarlo. Finalmente fue aprobado en 2020 y la pandemia detuvo todo hasta el 2022 que pudimos reencontrarnos para trabajar en forma presencial", explica Graciela Pérez, directora del Proyecto de Creación: "Laboratorio de Arte Textil y Joyería Contemporánea.
Mientras tanto el espacio doméstico de cada participante se transformó en el lugar para comenzar a construir la propuesta desde miradas diferentes pero siempre atentas al desierto.
Así surgieron los minuciosos bordados, el eco print, los objetos portables, el uso de tintes naturales, los tejidos artesanales, y los restos de basuras que llegan a las zonas exploradas que fueron convertidos en imágenes artísticas por los que sí miran el desierto sanjuanino.

Mucho de lo exhibido potencia cada sentido, trae a la memoria aromas a jarilla y el dulce olor del retortuño que están presentes en muchas de las piezas expuestas. También aparecen en menor medida otras tantas plantas como las casuarinas, el eucaliptus y el aguaribay.
Otro de los grandes impactos visuales de la exposición es un "telón" -llamado así por las dimensiones de la tela-, colocado sobre una de las paredes del subsuelo. Demanda varios minutos apreciar los detalles mínimos de bordados, lanas, aplicaciones de piedras, entre otros materiales. La particularidad es que a primera vista parece una toma aérea de una porción de suelo sanjuanino. Rápidamente uno imagina su río, los colores de las montañas, la flora del lugar, entre otras tantas sorpresas que siempre brinda el desierto a quien se anima a mirar. Una obra colectiva en la que participó todo el equipo de artistas investigadores.
"Fue muy interesante volver a reunirnos el año pasado para trabajar en conjunto e incorporar desechos que recolectamos en las salidas al campo. Compramos pocas cosas porque disponemos de una financiación muy limitada, casi todo es autogestión. Así compramos una tela extensa y cada jueves nos reuníamos para trabajar en ella. Gabriela aplicó primero la técnica de eco print que ya venía desarrollando y luego comenzamos a bordar en grupo", explica la directora.
Una tarea titánica porque cada uno colocaba su sello en esta obra colaborativa. El conocimiento grupal, la creatividad y la intuición de cada artista sumaban a esta pieza impactante. En esta etapa también se integró Alba Sánchez, Celeste Riveros como becaria y Micaela Dechi como adscripta.

A su vez cada artista tiene un sector en el que se observan obras de creación propia. Según el recorrido que cada uno elija se podrán apreciar distintas piezas siempre con el sello del desierto sanjuanino.
Graciela y Federico desde hace tiempo desarrollan colecciones de joyería que trasladaron a este laboratorio de creación contemporánea para seguir impulsando esta corriente dentro del arte. "Hay vertientes que se dedican a esto y nos pareció muy importante incorporar algo que lo teníamos como un camino personal para llevarlo al ámbito del laboratorio y de la Universidad. Así es que también comenzamos a indagar sobre joyería y el resultado se ve exhibido", explica la directora del proyecto.
En el sector de joyería se pueden ver singulares piezas portables en las que han usado tejidos, cerámica, desechos, entre decenas de materiales incorporados en el marco creativo de esta metáfora del desierto, tal como indica el título de la exposición. Han logrado rescatar fragmentos muchas veces insignificantes para quienes lo habitan.

"Es cierto que hemos trabajado casi al ras del piso encontrando los detalles, esa fue nuestra mirada para luego elevarla y ponerla a disposición en esta exposición. Por eso los bosques de jarilla están colgando en telas y elevados del piso al igual que las piezas de joyería y textilería", agrega la docente y artista.
La fotografía ha tenido un papel fundamental en este proceso. Fue la base de muchos de las minuciosas porciones. "Sí hemos trabajado mucho con eso porque hicimos un relevamiento de imágenes, registros que nos permitieran ver lo que la pandemia nos limitaba. Eso nos dio herramientas, pero al reducirse los espacios empezamos a mirar cómo estaba integrado el paisaje de manera más íntima, desde las piedras más cotidianas, espinas, incluso la mugre que se encuentra en cada lugar, pedazos de ramas y cosas que muchas veces uno no mira. Creo que eso nos llevó a mirar el desierto profundamente, sobre todo donde pareciera que no hay nada. Así empezamos a darle forma a estos objetos", indica Ivana Goya, co-directora del proyecto.

Para seguir descubriendo
Gabriela Riveros es otra de las artistas involucradas en esta exposición de vanguardia más dedicada a los bordados (con hilo de coser) que se asemejan a cosas arcaicas y también impulsora de la investigación y experimentación del ecoprint. Así fueron sumando creaciones ahora todas expuestas al público.
"Un laboratorio es un espacio de pura experimentación así es que no había nada de nuestro territorio que no fuera útil, todo dependía de lo que cada uno buscaba", indica Federico Levato quien, en este caso, estuvo dedicado a la joyería y objetos portables que incluyen desde obras repletas de fragmentos. Usó desde metales, hasta pedazos de madera, zarcillos de sarmiento de los parrales a los que la naturaleza ya se encargó de darle forma, hasta desechos que sobraban de otras obras.
En el mismo sector Ivana Goya trabajó costuras, indumentaria, tejidos e indagó en joyería cuyas piezas están exhibidas junto a las de Graciela Pérez
El recorrido continúa hasta que aparecen hilos teñidos de diferentes tonos terrosos, producto de tintes naturales que fueron usados en diferentes piezas. Un deleite para la vista.
Valentina Fojo fue quien abrió la mirada no sólo a lo "lindo", sino también a todo aquello que la gente arroja (la parte fea), como bolsas de nylon, cuerdas, entre tantos otros descartes. De ahí surge otro espacio de joyería realizada mágicamente con estos materiales reciclados, como así también prendas de retazos de encontrados.
La arcilla también tiene protagonismo. En este caso son pedazos encontrados y rescatados con plantas impresas o huellas de quienes estuvieron por ahí.

La tendencia hacia un arte basado en elementos descartados ya se nota claramente en esta primera exposición de los integrantes de este laboratorio. Tanto que muchas de las piezas de joyería contienen pedazos de sachet de leche, bolsas de cebollas y otros restos plásticos que fueron sublimados y transformados totalmente al punto que pasan desapercibidos. Lo artificial se complementa con la propia naturaleza del desierto.
Cecilia Fernández trabajó piezas de fieltro que es una técnica que parte del vellón de la lana a través del amasado con un fuerte acento en texturas que son propias de la zona.
Alba Sánchez se incorporó en 2022, no obstante se integró al equipo con investigaciones sobre textilería y teñidos naturales.

Son tantos y diversos los elementos que se descubren en el desierto que allí se podrán ver incorporadas desde espinas, retortuños, piedras, pedazos de vidrio, todo convertido en obras exhibidas en una vitrina que llama mucho la atención por el resultado final.
Esta experiencia los ha llevado a continuar con las investigaciones para seguir creando obras de arte en relación al territorio. No dudan que el proceso creativo continuará con una segunda etapa marcada por el uso de biomateriales que forman parte del entorno.
¡Cómo no continuar! si en el desierto todo fluye y cambia de forma por lo que fácilmente se puede intuir que el arte vinculado a su esencia puede fluir tanto como la creatividad de los artistas.

Casi una pintura
El ecoprint es una técnica tintórea que consiste en utilizar los pigmentos naturales de hojas y flores para estampar tejidos aplicando partes de las plantas directamente sobre la tela, de modo que la forma de las hojas o los pétalos queda dibujada en ella. Se colocan sobre la tela, luego se enrollan y ponen a baño María para generar la impresión. Todo un proceso ecológico y natural.

La chilca y la jarilla son las estrellas del ecoprint en el proyecto presentado, aunque también se ven algunas otros integrantes de la vida silvestre.
"Hubo todo un proceso de investigación y experimentación con la flora autóctona, es una especie de subgénero dentro del laboratorio bastante transitado por nosotros y en la muestra puede verse muy bien ya que sin duda las plantas cobran gran protagonismo en el desierto", explica Federico Levato.




Por Myriam Pérez
Fotos: Gentileza Federico Levato

