Chile se ha convertido para los sanjuaninos, especialmente en los últimos años, en sinónimo de buenas compras y paraíso de verano. Sin embargo, es, en una extensión tan estrecha, mucho más que eso. No quedan dudas que hay otras formas de conocer el país vecino, haciendo foco en su capital, no sólo porque tiene una variedad impresionante de alternativas de paseos sino además porque es desde hace poco más de un mes un destino promisorio para los turistas locales desde que hay un vuelo directo entre San Juan y Santiago. Lo que sigue es una guía -armada con el asesoramiento de Leónidas Mauricio Ramírez de la agencia de viajes Milodon y María José Goecke Munita, encargada de Prensa Internacional de la Subdirección de Marketing del Servicio Nacional de Turismo (Sernatur) de Chile- para hacer recorridos por demás interesantes, aprovechando el paisaje y descubriendo otro mundo, en un lugar tan cercano.

.A través del brindis. Conocidos son los vinos de Chile -catalogados como únicos debido a las características que le aportan la cercanía a la montaña y el mar- por lo que nadie querrá irse del lugar sin haber probado algunos de sus mejores tintos, blancos y rosados. Y si es en el marco de bodega mejor. En los alrededores de Santiago, hay muchas que invitan a ser recorridas.


Por ejemplo, el valle de Casablanca, ubicado a 40 kilómetros hacia el oeste de Santiago, forma parte de la Red de Capitales y Grandes Viñedos. Allí hay muchas viñas que reciben visitantes e incluso ofrecen no solo el recorrido sino la opción para comer allí y hasta alojarse. Entre las destacadas está la firma Quintay, donde se muestra el paso a paso de la elaboración de sus vinos.


Vale decir que Casablanca es el mayor productor de Chardonnay en Chile y tercero en la producción de Sauvignon Blanc. De la zona provienen los mejores Pinot Noir.


Otra ruta del vino cercana a Santiago es la del Valle del Maipo, la región vitivinícola más antigua de Chile que está a 40 minutos de la Capital. Son imperdibles sus bodegas boutique de inspiración francesa, que le han valido el apodo de "Little Bordeaux". Esta ruta ofrece entretenidos tours que incluyen paseos en bicicleta, degustaciones y una exquisita gastronomía. Los viñedos de Santa Rita son una buena opción. El lugar además de tener historia -según cuentan hasta ese lugar llegaron 120 patriotas guiados por O'Higgins en 1814 después de la batalla de Rancagua, allí se refugiaron y se recuperaron para seguir peleando por la Independencia Chilena por eso uno de sus vinos lleva ese número por nombre y en la bodega se recrea ese momento- tiene un museo andino, una iglesia un restaurante un café y un hotel.


Fundamental: degustar algún exponente de la variedad Carmenère, que según cuentan fue una cepa pérdida de Francia que floreció y se aquerenció con el ambiente chileno, de Garnacha y el Mourvedre, variedades mediterráneas que dan buenos vinos.

 
.Paredes que cuentan historias. Un modo diferente de pasear por Santiago es siguiendo los murales, dibujos y graffitis que desde hace años le ponen color y contenido social a las fachadas de muchas viviendas y edificios. El barrio Bellavista, ubicado entre el Río Mapocho y el Cerro San Cristóbal, es uno de los mejores lugares de la ciudad para disfrutar del arte callejero. No hay un cálculo certero de la cantidad, pero sin temor a equivocarse son decenas y decenas de trabajos de muralistas algunos reconocidos y otros más incipientes- que pueblan sus paredes y las distinguen del resto. Es que el potencial visual le da una estética particular a este rinconcito de la ciudad.


Que sea este lugar no es mera casualidad. Fue uno de los elegidos por la Brigada Ramona Parra (el principal colectivo de muralistas chilenos) en los años setenta para plantear por medio del arte sus posturales políticas y sociales. A partir de entonces, buena parte de las paredes incorporó ese sello distintivo que las convierten en verdaderos museos a cielo abierto.

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.Pedaleando. Es muy cómodo recorrer la ciudad desde el asiento de un minibús, pero no tiene comparación alguna con las sensaciones que brinda hacer los mismos circuitos pero en bicicleta. Hay un oferta muy interesante en cuánto horarios, tipo de recorridos y cantidad de ciclistas. Por ejemplo, en dos ruedas se puede llegar hasta viñedos pero también pasear por el corazón mismo de la ciudad y sus principales atracciones, como son el edificio de La Moneda, parques, lugares históricos, la Plaza de Armas, el Museo de Bellas Artes, el Barrio Providencia, el Centro Cultural Gabriela Mistral, el Barrio Lastarria, el Palacio Presidencial, etc, etc, etc.


Un detalle que no es menor: no hay prácticamente requisitos para sumarse a los city tours que ofrece la Bicicleta Verde -empresa de ecoturismo que abrió sus puertas en el 2007 y a esta altura ya tiene más de 25.000 clientes anotados en sus paseos, altamente recomendables por el New York Times e inclusive por el ex Beatle, Paul Mc Cartney, que no quiso perderse la oportunidad de salir en bici a recorrer la ciudad en el 2011 y el 2014-. Salvo ponerse el casco y respetar las indicaciones de manejo. El pedaleo se va regulando y adaptando a los recorridos en una gran ciudad y con un gran tráfico, pero que tiene una cultura ciclística impresionante. De hecho, las ciclovías equivalentes a nuestras bicisendas- son parte de la política de Estado para reducir los niveles de contaminación y promover una vida más saludable. Actualmente en Santiago hay 300 kilómetros de ciclovías.

.Moradas del gran poeta. Uno de los personajes más controvertidos pero a su vez más amados de Chile es el poeta Pablo Neruda. El ganador del Premio Nobel de Literatura en 1971, destacado activista político, senador, miembro del Comité Central del Partido Comunista, precandidato a la presidencia de su país y embajador en Francia fue dejando huellas a su paso por todo el país. Una de esas huellas es La Chascona, una de las tres viviendas que fueron de su propiedad, y que está en pie en el Barrio Bellavista de la comuna de Providencia en Santiago de Chile. Fue construida como el refugio de su amor Matilde Urritia, quien lo acompañó hasta sus últimos días. De hecho, el nombre de la vivienda, hace referencia a sus cabellos rojizos, siempre despeinados. Allí como en sus otras dos casas -La Sebastiana en Valparaiso y la de Isla Negra- hay todo tipo de objetos personales que testimonian su fascinación y a su vez terror por el mar, hay poesía y mística, además de los detalles de un ser humano que vive como cualquier otro.

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.Color, perfume y sabor. Sin lugar a dudas la oferta de los mercados de fruta, verdura y pescados de Santiago de Chile genera (casi) tanta adrenalina como ir a cualquier shopping. Es que si bien se encuentran ofertas de otro tipo, es tan interesante la variedad y calidad de los productos que allí se comercializan que realmente vale la pena destinar una mañana a recorrer el Mercado Central y la Vega, en lugar de ir a los grandes centros comerciales. La tentación es más fuerte.


La Vega está catalogado como uno de los mercados de frutas y verduras más grandes del continente sudamericano, que abre puntualmente los 365 días del año. En estos enormes galpones de más de 6.000 metros cuadrados que existen en la zona desde el siglo XVIII, conviven los productos frescos de las huertas chilenas que seducen a todos los sentidos.

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El Mercado Central está a unos pasos de La Vega, pero al otro lado del río Mapocho y es un espacio especializado en pescados y mariscos, uno de los tesoros más preciados lógicamente por lo que brindan los más de 7.000 kilómetros de costas chilenas. Allí no solo se puede comprar sino que es un verdadero patio de comidas que invita a quedarse a degustar buenos platos. Hace unos años la revista National Geographic lo incluyó los cinco mejores mercados del mundo.


.Con buenos platos. No quedan dudas que la gastronomía es un gran motor del turismo. Y en Santiago, hay mucho por degustar: desde esos sabores típicos y tradicionales (como las empanadas o el pastel de choclo y el infaltable mote con huesillo) hasta cartas con comida gourmet. La variedad de pescados y mariscos que ofrece la costa chilena, es otra excusa para viajar y así saborear un caldillo de congrio, machas a la parmesana, ostiones al pil pil, salmón en preparaciones de todo tipo, son sólo algunos de los platos favoritos para los amantes de los productos del mar.


En Santiago las opciones son interminables e inclusive la mezcla intercultural deja huella en lugares que fusionan comida local con platos extranjeros. hay miles de lugares recomendables, pero claro, depende del gusto de cada uno.

 


.Experiencia religiosa. La esperada visita del Papa a Chile ya está revolucionando el país vecino, pese a que aún faltan casi dos meses para que esto ocurra. A Francisco lo recibirán en Santiago, en el norte (en Iquique en Región de Tarapacá) y en Temuco (en Región de La Araucanía), al sur entre los días 15 y 18 de enero próximos. Una buena excusa para conocer otros espacios es ir poniéndose a tono con los lugares religiosos de la Región Metropolitana, entre otros la Catedral (uno de los más importantes símbolos de la presencia del catolicismo en Chile, desde el arribo de los conquistadores españoles en el siglo XVI. Allí se guarda, en el Monumento a los Héroes de la Batalla de la Concepción, los cuatro corazones de los capitanes caídos en combate), Basílica de la Merced (catalogada como una de las más hermosas de la capital), Iglesia de San Agustín, Iglesia de San Francisco (la edificación más antigua en todo Santiago, siendo también la puerta de acceso al hermoso y tranquilo Barrio París Londres). Es más hasta hay una ruta de las Iglesias de Independencia que recorre los distintos templos en donde se cuentan sus historias y la importancia que tienen para el país. Incluye un paso por los Monumentos Nacionales El Monasterio Carmen Bajo y El Santuario de María Santísima. También, la Iglesia del Niño Jesús de Praga, Iglesia de la Estampa Volada y finaliza en La Capilla de la Virgen de los Rayos.


Para saber más

www.chile.travel
www.milodon.cl
www.waytochile.com
www.labicicletaverde.com