Si quisiéramos comparar el éxito con alguna figura, con algún simbolismo, podríamos ver su semejanza con estas tres figuras: 


  
. Con un soldado 
 El soldado siempre está dispuesto. La gente disponible es positiva. Y la gente positiva siempre está disponible y dice: "Acá estoy; no seré el mejor pero soy el mejor que puedo ser hoy para alcanzar todos mis objetivos". La gente disponible declara: "Por cada escalón que subo, sé que hay otro para subir". La gente disponible no se queda durmiendo en el logro, sino que exclama: "Logré un sueño. ¡Ahora voy por más!". La gente disponible no pregunta por qué: "¿Por qué me pasa esto a mí?"; sino que busca entender: "¿Para qué me pasó esto a mí?". 


La gente disponible, cuando pierde algo, no se pone a llorar sino que expresa: "Se generó un espacio vacío y, donde hay un espacio vacío, siempre viene algo mejor". ¿Sos una persona disponible? Este mundo convulsionado necesita gente dispuesta y disponible para producir cambios significativos. 
 

 
 . Con un atleta 
 Esta segunda imagen corresponde a la de un atleta griego de la antigüedad. Esos atletas participaban en carreras de velocidad portando una antorcha encendida. ¿Qué debían lograr? Llegar a la meta Con la antorcha encendida. La idea no es quién llega primero (y no importan los demás) sino que cada ser humano posee una antorcha encendida y tiene que correr de tal manera que esta no se apague. Dicha antorcha representa la pasión.

¿Mantenés tu antorcha encendida contra viento y marea, es decir, llueva o truene, ante las dificultades, enfermedades, oposiciones que puedan surgir? El apasionado no busca ser admirado, sino inspirar a los demás. 
Muchísimos de los millonarios en Estados Unidos no recibieron educación superior pero se descubrió que todos tienen algo en común: pasión. Hoy en día vemos muchos jóvenes, y también adultos, que tienen la antorcha apagada. ¿Por qué? Porque les falta pasión. 
 

 
 . Con un sembrador 
 El sembrador primero siembra, y después cosecha. Primero viene el esfuerzo y después el disfrute, la alegría del éxito. La vida se compone de dos fases: el esfuerzo y el disfrute. Si estás en el esfuerzo, podés tener la tranquilidad de que tarde o temprano vendrá la alegría de la cosecha. Seguí sembrando y moviéndote porque el sembrador primero se esfuerza, para luego festejar. No hay alegría si no hay esfuerzo; y si hay esfuerzo, al final vendrá el festejo. 


Cuidemos nuestra pasión, nuestro fuego, nuestra fuerza. Mantengámonos cerca de la gente que nos da impulso. A veces, uno habla Con una persona y sale encendido, porque escucha: "Hagamos esto y aquello; vamos para acá y para allá", es decir que está encendiendo la antorcha que tal vez a otro se le apagó. Se trata de alguien inspirador. Pero hay gente a la que uno se acerca y le apaga el fuego encendido porque dice cosas tales como: "¡Despacio! Mirá que hay gripe A, B y C. ¡Cuidado!". No saben que mantenerse entusiasmados no solo les permite alcanzar sus sueños, sino además inspirar a hijos y nietos, amigos, compañeros de trabajo y aun a desconocidos. 


 Independientemente de la edad que tengamos, ya sean veinte, cincuenta u ochenta años, siempre podemos mantenernos apasionados y activos, contagiando a otros a la acción, Aprendamos a ser soldados, atletas o sembradores según la ocasión que nos toque atravesar, pero siempre sabiendo que cuando crucemos la dificultad, lo mejor nos estará esperando.  
 

El dato 
Si tenés alguna inquietud, podés escribirme a bernardoresponde@gmail.com