Para Internet, la desaparición física no es un impedimento ya que mientras el perfil contenga fotos, texto y algún comentario, el difunto seguirá siendo quien fue. Y hasta que algún familiar o amigo se encargue de realizar el trámite para darlo de baja, la víctima residirá en un limbo, a mitad de camino entre los vivos y los muertos. Como consecuencia, en Facebook hay más de 50 millones de usuarios que aún fallecidos se mantienen en actividad.

En la letra chica, las redes sociales avisan que la decisión sobre lo que suceda con el legado virtual es responsabilidad exclusiva del propietario. Tanto en Instagram como en Facebook, la cuenta puede convertirse en conmemorativa o ser eliminada cuando alguien notifique el suceso. El problema ocurre con hechos repentinos o fortuitos. A menos que alguien obtenga las claves de ingreso, el algoritmo seguirá intentando vincular el perfil del extinto con allegados o desconocidos y en su muro seguirán apilándose comentarios de condolencia ad eternum. En este escenario, cada vez más empresas ofrecen la posibilidad de cerrar cuentas y hasta generar posteos post morten.

Las estimaciones indican que un 2,5% de la población de Facebook -que a nivel mundial suma 2 mil millones de usuarios- ya está bajo tierra. Lo que equivale a casi 50 millones de muertos vivientes. Pero se espera que esta cifra sea más significativa en la próxima década. Un estudio de Pew Research Center encontró que el rango etario que más incrementó su participación en la red de ‎Mark Zuckerberg, durante los últimos años, son los adultos de entre 50 y 64 años, desplazando a los Millennials.

Hachem Saddiki, de la Universidad de Estadística de Massachusetts, calculó que para 2098, la cifra de cuentas post mortem lograría superar a la de los sanos. Para llegar a esta conclusión, mezcló diferentes variables como la edad promedio de los usuarios, les sumó los nuevos ingresos y le fue restando las bajas anuales.

“Las redes sociales se pensaron para los vivos y no está previsto lo que va a ocurrir si uno fallece. Hay muchos casos en donde los familiares, una vez oficializada la noticia del fallecimiento, siguen alimentando el perfil con fotos de su juventud o recuerdos recientes. Esto, de algún modo, representa la negación de la muerte. Pudieron cerrar el cajón pero no se animaron con Facebook. Incluso, unos años atrás, surgió una empresa que se encargaba de clausurar tu cuenta cuando si vos te morías. Les tenías que dejar la clave y ellos, hacían todos los trámites. Pero no funcionó” recuerda Ricardo Péculo, de Cocheria Carunchio Péculo.

Por su parte, Roberto Martinez, analista en Kaspersky Lab, afirma, “esto puede representar un riesgo importante debido a que estas cuentas tienen información que puede ser utilizada de forma maliciosa por medio del robo de identidad de la persona fallecida o haciendo uso de la misma en su nombre. Es por eso que recomendamos actuar de forma preventiva. En el caso de Facebook, su política se basa en la realización de un procedimiento de notificación legal y la compañía solicitará la confirmación del deceso. En Twitter, si una cuenta no es accedida en 6 meses, caducará por inactividad y será removida permanentemente, aunque también se puede realizar la solicitud formal”.