Para que el asado quede jugoso por dentro y crujiente por fuera, se debe procurar cerrar los poros de la carne. Si no se quiere dorar la carne en aceite antes de ponerla en el horno, se puede poner el trozo de carne en un colador grande y rociarla con agua hirviendo por todos los lados. Dejarla escurrir, secar bien con papel de cocina y está lista para asar.