Durante los meses de frío, la piel sufre los efectos de los cambios de temperatura. De ambientes calefaccionados se pasa de forma rápida al frío de la calle. Así, la piel se reseca y deshidrata. ¿La solución? Tomar mucha agua, bajar la temperatura del agua al bañarnos y utilizar el jabón adecuado.

La piel que básicamente es sensible y más seca sufre en ambientes que contienen baja humedad, ya que los sistemas de calefacción quitan la humedad natural de la piel. Cuanto menos humedad hay, más rápido se evapora el agua de la piel.

Un buen jabón humectante agrega agua necesaria a la piel, pero lo más importante es que la mantiene.

¿Qué se puede hacer?

*Intentar bajar la temperatura de las calefacciones cuando se pueda.

* Aplicar un producto humectante, en crema o jabón.

* Bajar la temperatura del agua al tomar un baño o ducha, y que la duración del mismo no sea tan larga.

* Tomar mucha agua. El cuerpo necesita agua, pero si no tiene la necesaria, la tomará de la piel.

* Hay que estar atento al tipo de jabón que se usa. Muchas personas usan jabones desodorantes o antibacteriales que en invierno contribuyen a la sequedad. Es mejor usar limpiadores con pH balanceado/neutro, para piel seca, o que contengan algún humectante o emoliente adentro.

(Fuente: Orientación Dove)