Sobresalientes. La cúpula del palacio de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires y su reloj se imponen en el cielo porteño (abajo). También cobra protagonismo la cúpula del Banco Boston (arriba).

Las cúpulas se disfrutan con sólo alzar un poco la vista mientras se camina por las calles de la ciudad de Buenos Aires.

Pero casi 10.000 personas por año se atreven a las alturas para apreciar más de cerca esas enormes construcciones de estilos y colores diferentes, símbolo inequívoco de la modernización porteña de finales del siglo XIX y principios del XX. En su mayoría están ubicadas en el micro y macrocentro, pero cualquier barrio de la ciudad ofrece, de tanto en tanto, una maravillosa cúpula para el sosiego visual del caminante desprevenido.

Un ejemplo de las cúpulas más emblemáticas del centro porteño es el mirador de la galería Güemes, que recibe a miles de visitantes al año para tener una vista de la ciudad desde las alturas, y que permite observar a poca distancia la cúpula de la Catedral Metropolitana, cubierta de cerámica, y las cuatro cúpulas que coronan los edificios de Diagonal Norte y Florida.

Estas cuatro postales cotidianas de la ciudad son las que coronan los edificios Bencich; la que corona la actual sede del HSBC; y la cúpula escalonada que habría sido el lugar donde el escritor Antoine de Saint Exupery, imaginó a su personaje de "El Principito".


Desde hace un año, la ciudad ofrece visitas a bares en miradores de la Avenida de Mayo, la avenida 9 de Julio y el Bajo porteño, desde donde se puede disfrutar de toda la arquitectura de la ciudad mientras se toma algo en un lugar de lujo con alguna de sus cúpulas vista incluso desde arriba.

El Ente de Turismo de la ciudad cuenta con el programa Rooftops (techos) de Buenos Aires, para ver las cúpulas y la ciudad desde excelentes miradores, a los que se puede acceder de manera gratuita con solo inscribirse, para asistir los jueves, a partir de las 18, en al menos cuatro puntos de encuentro.

"Un cielo salpicado de cúpulas de diversos tamaños y formas que coronan históricos y centenarios edificios -dicen los voceros de la comuna- hacen que quienes las descubren, quedan impactados".

El esplendor de las cúpulas en Buenos Aires tuvo lugar entre fines del siglo XIX y principios del XX cuando este elemento arquitectónico se utilizaba para marcar las esquinas y dar un signo del progreso de la burguesía argentina ya que se utilizaban como ornamental para valorizar las propiedades, explicaron en Turismo Buenos Aires.

Los propietarios de edificios de la mitad de cuadra y los hoteleros "no quisieron ser menos, y así proliferaron por toda la ciudad las cúpulas que no responden a un estilo determinado, mezclándose con el tradicional Art Nouveau que estaba de moda en Europa, como el árabe, el español y el ruso", sostuvieron.

Otro de los ejemplos de cúpulas dignas de visitar es la del Congreso de la Nación, de unos 80 metros de altura -una de las más grandes de la ciudad- de un llamativo verde esmeralda. En tanto, las dos cúpulas gemelas de color rojizo del edificio "La Inmobiliaria" en Avenida de Mayo al 1400, vecinas del Palacio Barolo, viven un duelo eterno de belleza, comparable con la coronada por la diosa Palas Atenea del diario La Prensa, hoy Casa de la Cultura, junto a las enormes cúpulas verdes del Banco de la Nación Argentina y la de edificio Gath & Chaves.

La cúpula del Congreso de la Nación, de 80 metros de alto, una de las favoritas.


En la ochava de Rivadavia y Ayacucho está la cúpula de vidrio y de tres niveles, restaurada en 1999, que rinde homenaje al pintor Antonio Gaudi, en cuya punta se encuentra un cupulín con forma de cebolla. Cuenta con un gran telescopio.

En San Telmo, en frente al Parque Lezama, se aprecian las cinco cúpulas turquesas de la Iglesia de la Santísima Trinidad, templo de la Iglesia Ortodoxa Rusa, y cerca de Plaza Dorrego está la parroquia de San Pedro González Telmo, una de las más antiguas de la ciudad que ostenta una decoración barroca conmovedora.

Alfredo Fragueiro, director de Oferta y Comunicación del Ente de Turismo porteño detalló que "desde el inicio de la gestión desarrollamos un ecosistema turístico sustentable que propone maneras innovadoras de conocer la Ciudad". Las lista de cúpulas para ver no alcanza ya que cada una tiene su valor e historia como la que conoció Antoine de Saint Exupéry, cuando trabajaba como piloto de la empresa de aviación Aeroposta Argentina, filial de la Aéropostale.

Fuente: Télam