A partir de julio una de las tareas más costosas pero necesarias en el jardín es la poda. Algunas especies que se podan son: los rosales, algunos frutales (ciruelos, duraznos, etc), ciertos arbustos caducos de floración estival y los árboles.

La poda en general apunta a formar las plantas, mantenerlas con el tamaño deseado y mejorar su productividad ya sea de flores o de frutos. Esto se hace para mejorar la apariencia de las plantas, haciendo que crezcan, florezcan, produzcan mejor y se mantengan más sanas.


Durante el invierno se practica la poda de árboles caducos, de rosales, arbustos caducos y de frutales de carozo y pepita. Es un buen momento para revisar y corregir las podas mal hechas de todos los árboles caducos que quedaron con sus ramas al desnudo. 


La finalidad de la poda es revigorizar la planta, lo primero que debemos hacer es observarla, ver sus ramas enfermas, quebradas, secas y aquellas que sobresalen demasiado. Siempre tener presente que lo que deseamos es darle vida, por lo tanto tampoco hay que ser drástico con los cortes.


Durante los meses de frío muchas especies detienen su actividad, no hay movimiento de savia circulando por la planta, por eso se poda. Además, al no tener hojas queda más a la vista toda la estructura y el frío actúa como inhibidor del desarrollo de enfermedades y plagas. La poda genera en las plantas una reacción e impulso de brotación, ya que la savia que corría por una gran superficie de ramas de repente debe hacerlo en muchas menos y eso es lo que provoca el nacimiento inmediato de nuevos brotes. 


Fundamental tomarnos el tiempo para antes de salir a podar tener todas las herramientas en condiciones: bien afiladas, desinfectadas, en lo posible de buena calidad. Las que se ocupan en un jardín dependiendo de las plantas son: tijera de mano, tijera de fuerza, tijera de dos manos y serrucho.


En términos generales estas son las reglas básicas. Una vez finalizada la tarea hay que pulverizar para evitar la entrada de agentes patógenos con insecticida. Hay plantas susceptibles a enfermedades (como ser las rosas) o en aquellas que ya presenten signos de hongos o después de la poda (de manera de sellar bien las heridas) y a los quince días repetir la aplicación. En árboles los cortes pueden sellarse con cera de abejas o algún sellador que se vende en comercios de agroquímicos.