Como parte de las reuniones del G20 que se están realizando esta semana en Washington, los Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales de los países que lo integran le pidieron al FMI que revise su política de sobrecargos, en apoyo un reclamo impulsado por la Argentina.

Este miércoles, en una conferencia de prensa, la directora gerente del organismo multilateral, Kristalina Georgieva dijo que todavía no habían tomado una decisión en relación a la política de sobrecargos. La economista búlgara afirmó que el Directorio lo discutió informalmente en septiembre y que algunos integrantes habían manifestado su preocupación por la estabilidad financiera del organismo. Sin embargo, anticipó que las revisiones periódicas continuarán.

“Agradecemos al FMI su actualización sobre la política de sobrecargos y esperamos con interés seguir debatiendo en el Directorio Ejecutivo del FMI en contexto de la revisión interina de los saldos precautorios”, indicó el comunicado del G20. El pedido apunta a los sobrecargos que el organismo cobra a los países que acceden a un financiamiento superior a la cuota que aportaron al organismo.

Qué es la sobretasa que cobra el FMI

Según explica el FMI en su web, los créditos que brinda a los países tienen dos tipos de tasas de interés. La primera, es el costo de los derechos especiales de giro (la moneda del FMI), que se determina en el mercado y que tiene un nivel mínimo de 5 puntos básicos a la que se suma un margen, que hoy está en los 100 puntos básicos (1 punto porcentual).

A eso se añade la sobretasa, que varía según el monto y el plazo de reembolso del crédito. Para calcularla, se tiene en cuenta la cuota de cada país dentro del fondo. Esto es, el aporte que cada miembro hace al organismo, y se lo compara con el financiamiento solicitado.

Como las cuotas no se actualizan desde 2016 (cuando se instrumentó un cambio aprobado en 2010), el producto económico mundial crece y la nominalidad de las economías también. Por eso, las necesidades crediticias de los países se incrementan y el “acceso excepcional” es cada vez más frecuente y afecta a muchos países.