Si algo le faltaba para acrecentar las desconfianzas en la interna del oficialismo era la exposición pública o escrache a Cristina Kirchner. Y llegó a través de una pegatina de afiches en el corazón de la Ciudad que la trata nada más ni nada menos que de "asesina". Abundan las sospechas sobre si vino de la mano de "fuego amigo", o de la oposición, pero la jugada obligó al presidente Alberto Fernández a salir rápido a repudiar el echo. Fue un acto reflejo para diferenciarse de su silencio ante el ataque al despacho de Cristina en el Senado cuando se trataba el acuerdo en Diputados y afuera del Congreso se desató una violenta protesta. No solidarizarse a tiempo ahondó la grieta con Cristina que vio conspiración detrás del ataque.

Pero esta vez, CFK pasó de víctima a victimario, al menos, eso quisieron exhibir con la pegatina.

La Ciudad de Buenos Aires amaneció empapelada con carteles que vinculan a la vicepresidente con las muertes por covid-19 y su apoyo a Rusia. Cerca de Alberto Fernández creen que es "una burda operación para generar ruido interno".

El Gobierno repudió los afiches callejeros en los que califica a Cristina Kirchner de "asesina" y "culpable de 35.000 muertes", que aparecieron en la Ciudad de Buenos Aires, y ordenó una investigación urgente para determinar quiénes fueron sus responsables.

Los carteles, con una foto enorme de la vicepresidente, tienen una leyenda que afirma "Elegiste negocios con Putin en lugar de salvar vidas" y un código QR que lleva a una página que dice "Pronto todos sabrán lo que hiciste" y "No dejaste gobernar. Alberto conducción".

"Como dije ayer, muchos se empeñan en dividirnos y recurren a las mayores bajezas. Lamento el daño que causan a personas de bien. Sepan que viéndolos actuar, solo me comprometen más con la unidad del Frente de Todos", afirmó Alberto Fernández en su cuenta de Twitter.

Más temprano, Gabriela Cerruti, la portavoz presidencial, utilizó la misma red social para informar sobre este episodio: "El presidente