Relajados. Después del duro traspié del jueves pasado, los principales líderes de Cambiemos lucían distendidos anoche esperando convertir en ley la reforma previsional.

La Cámara de Diputados debatía anoche en sesión especial el proyecto de ley de reforma previsional que, según se esperaba, sería aprobado en la madrugada con el respaldo de Cambiemos y de los legisladores referenciados en gobernadores del PJ, tras casi cinco horas en las que la oposición, mayormente kirchnerista, no alcanzó su objetivo de que se suspenda el debate.

El clima de inusitada violencia en las inmediaciones del Congreso marcó el inicio de la sesión, situación que motivó reiterados pedidos de la oposición, sobre todo del Frente para la Victoria-PJ, para que el debate se aplazara para otro día, tal como lo habían conseguido el pasado jueves.

Anoche en varios puntos de Capital hubo cacerolazos convocados por las redes sociales.

Al descontrol afuera del Congreso ya se había sumado temprano el anuncio de paro general por 24 horas de la CGT a partir de las 12 que a los largo de la tarde se fue debilitando ya que la Unión Tranviarios Automotor (UTA) resolvió no adherir a esta medida. Así las cosas, el servicio de colectivos funcionará hoy normalmente y la CGT quedó al borde la fractura .

La sesión arrancó a las 14:15 pero el presidente del plenario legislativo, Emilio Monzó, recién pudo encaminar la discusión en base al temario a las 19.05, ya que la oposición, mayormente del kirchnerismo, usó el artilugio legislativo de pedir cuestiones de privilegio para hablar del enfrentamiento entre militantes y las fuerzas de seguridad.

Entre los insistentes pedidos para que se levantara la sesión, planteados como cuestiones de privilegio, en lo único que logró imponerse la oposición fue en una solicitud de pasar a cuarto intermedio para que desde la Presidencia de la Cámara se de la versión oficial de lo que sucedía en las calles.

Luego, al reanudarse la sesión, Monzó, afirmó que desde el Gobierno se le había informado que se controlaría esa situación a la brevedad y que la "mayoría de los agredidos" pertenecía a "las fuerzas de seguridad".

Así, el inicio del debate del proyecto se demoró cinco horas, en un recinto cuyas gradas permanecieron semivacias debido al fuerte operativo de seguridad dentro del Palacio Legislativo.

Para iniciar la sesión el oficialismo reunió el quórum reglamentario con la participación de 105 diputados propios y 3 del bloque que encabeza Martín Lousteau, y legisladores que responden a gobiernos provinciales (ver pagina 11).

De los seis legisladores sanjuaninos, cinco no se sentaron en sus bancas para dar quórum y se aferraban anoche al plan ya anunciado de votar en contra de la iniciativa. Son Walberto Allende, Florencia Peñaloza y Graciela Caselles del Frente Todos por San Juan que representa al gobernador Sergio Uñac, que si bien firmó el pacto con el Gobierno nacional para avanzar con las reformas, no apoya los cambios en el sistema jubilatorio.

Los otros dos legisladores que rechazan el proyecto, José Luis Gioja y Daniela Castro, integran el bloque FpV-PJ. El único que dio qúorum y se aprestaba al cierre de esta edición a apoyar con su voto la reforma previsional es el diputado del PRO, Eduardo Cáceres.

Después de desborde y la violencia de toda la tarde en los alrededores del Congreso, de a poco volvía la calma. También parecía que finalmente Cambiemos tenía controlada la sesión ya que contaría con los votos suficientes para convertir en ley la reforma previsional durante la madrugada.