Señor director:

Cuando uno mira gente joven tocando música en algún rincón de la ciudad, ya sea en una calle, en la entrada de una galería, en la peatonal o en un metro cuadrado del primer escalón de la Catedral, creo que hay esperanza.

Sí, esperanza de una comunidad como la sanjuanina que, aunque no lo exprese de manera eufórica, es amante de la cultura, reconoce a los buenos artistas y me da la impresión que eso lleva a generar ciudadanos que aporten ideas superadoras para crecer como sociedad.

Sentí una alegría muy grande cuando observé a tres chicos tocando música clásica. Sí, música clásica, a veces, en las escalinatas de la Catedral o ahí, en la calle Mendoza antes de llegar a Rivadavia. Mucho más admiración cuando noté gente común, de distinta condición social, como adolescentes y adultos, deteniéndose para escuchar y aplaudir.

Pude observar con mis propios ojos que, pese a que alguien no conozca de música clásica, el placer que genera en el sentido de la audición le hace muy bien a las personas. Les cambia su atmósfera. Los músicos adolescentes son Jesús Torres, de 16 años, Leandro Clavero y Facundo Gallardo, ambos de 18.
El trío toca porque le gusta y quieren compartir la música con la gente, según comentan.

Además de estos chicos, también debo mencionar a aquellos artistas que tocan en diversos lugares de la ciudad. 
Esto me lleva a decir que es necesario que se realicen políticas culturales en la provincia, para que todos los fines de semana, en diferentes espacios públicos, tengamos la bendición de escuchar a estos artistas que son hijos de esta tierra sanjuanina. Además, que saquemos la música clásica a las calles.