Señor director:  


Hace unos días, se conoció un comunicado firmado por monseñor Maletti, obispo de Merlo-Moreno, monseñor Miñarro, obispo auxiliar y el presbítero Sáenz, Vicario General de la diócesis. En el mismo se anunció el obligado traslado del sacerdote Eduardo Farrell, hasta ahora párroco del Sagrado Corazón de Cuartel Moreno. La razón: resguardar su integridad física debido a las amenazas e intimidaciones de que era objeto desde hace algún tiempo.  


La situación de Farrell no es un caso aislado. El comunicado de la diócesis denuncia que en Merlo-Moreno "en los últimos tiempos, numerosas personas, creyentes o no, militantes de Iglesia o no, han recibido claras señales de que su accionar y su prédica significaban una molestia para los sectores que se desenvuelven al margen de la ley". También en otros lugares del país se viven situaciones similares aunque muchas no se den a conocer por miedo a las consecuencias de la denuncia.  


No podemos rehuir responsabilidades, menos aún quienes son responsables de la seguridad y del cuidado de todos.

  
Desde la Comisión Nacional Justicia y Paz nos unimos al clamor de la Diócesis de Merlo-Moreno. Nos solidarizamos con las personas que sufren amenazas por su valiente oposición al mal y nos abrazamos a quienes honesta y desinteresadamente buscan la superación de los males en nuestra sociedad.  


Pedimos al Señor de la Historia que alimente la esperanza y nos ayude a profundizar nuestro compromiso de trabajar por la paz y la justicia.