A fines de mayo de 1888 Domingo Faustino Sarmiento dejaba su casa de Buenos Aires y viaja por segunda vez a Asunción del Paraguay. Los motivos de este alejamiento lo dejaba apuntado en una carta remitida a su hermana Bienvenida el 21 de de mayo de 1888. En la misiva se lee que Domingo buscaba vivir en un clima más benigno para su delicada salud. No resistía al frío húmedo de Buenos Aires. Por eso se fue acompañado en el viaje por su hija Faustina y su nieta Luisa. También le confirmaba a Bienvenida que ya tenía el terreno para levantar su casa de hierro o isotérmica. Fue su segundo y último viaje a Paraguay. Tanto en el primero como el segundo viaje, el gobierno y la sociedad paraguaya lo recibieron a la familia Sarmiento con mucho afecto, respeto y admiración. Según Ernesto Liceda (1982). "Las primeras semanas de su estada en Asunción se alojó en el Hotel Hispanoamericano. La gente hablaba de su pobreza. Debió ser verdad, porque poco después, gracias a un ofrecimiento del Dr. Andreuzzi, propietario del Hotel Cancha Sociedad, se trasladó allí con su familia''. Agrega Licera. "La casa en que en ese entonces habitara era un pequeño pabellón anexo al hotel. Estaba compuesto por cuatro habitaciones: una salita que le servía para escribir, adornada con algunos cuadros que había llevado para su futura casa en construcción. La segunda, su dormitorio. La tercera ocupada por su hija Faustina Sarmiento de Belín, con su nieta María Luisa. La cuarta habitación estaba destinada para su nieto Julio Belín Sarmiento, con su hijita Faustina''.En la salita de su humilde pabellón, Domingo escribía tal vez, su última carta, enviada a su querido amigo chileno, don Luis Montt, en agosto 24 de 1888. Fue la última enviada al país trasandino. Fechada el 24 de agosto de 1888, fue remitida dieciocho días antes de su deceso. Y detalla el sanjuanino su mal estado de salud y su despedida de Luis Montt, por ello le enviaba dos bronces como recuerdo de su amistad. El 11 de septiembre de 1888, a las 2:13 horas de la mañana, dejó de existir Domingo F. Sarmiento. "El Dr. Andreuzzi con los doctores Juan Borrás, Ángel Calderón, David Lofruscio, Guillermo Hoskins, José Vallory y Francisco Morra, diagnosticaron que la causa de su muerte fue una gravísima lesión orgánica al corazón''. Es justo resaltar la generosa ayuda del Dr. Andreuzzi a la familia Sarmiento, primero prestando su pabellón y luego con el diagnóstico de su fallecimiento y su posterior embalsamado de su cuerpo. Queda claro que Domingo murió en el pabellón y no en la casa isotérmica o casa de hierro como le llamaba Domingo en la carta enviada a Bienvenida. El diario paraguayo El Independiente, en el que el sanjuanino escribió durante su paso por Asunción, le rendía su tributo. Publicó el 11 de septiembre de 1888, las siguientes consideraciones: "Sarmiento, a pesar de ser casado y vivir su esposa, ha instituido heredera universal de todos sus bienes a su hija Faustina Sarmiento de Belín. También ha manifestado desde días atrás que desea que sus restos fueran sepultados en el cementerio de San Juan, capital de la provincia argentina del mismo nombre, donde decía tener un pabellón''. Carlos Centurión (1961). "Sarmiento, ilustre huésped del Paraguay'' (Historia, Año VI, Abril-Junio 1961, 82 y 83). Estas interesantes consideraciones publicadas por El Independiente, dejan en claro a la heredera de sus bienes y su deseo de Domingo, que sus restos descansen en San Juan y no en Buenos Aires. Un admirador de su obra, como lo fue Jorge Luis Borges se refirió al sanjuanino: "Tuvo que hacerlo todo o casi todo en este desmantelado país. No hay uno solo de nosotros, aquí, que no tenga con él cada día una deuda infinita''.