Señor director:

Como siempre, aquí les quiero compartir a los lectores anécdotas e historias que suceden en la lonja ribereña de mi pueblo en la IV Región de Chile. Y, es que en ese sentido tengo que referirme a una canción lugareña, aire de oaxaca, que traspasa fronteras para reanimar apegos en tierra diaguita.

Cuando un manojo de "chili" verde trae el recuerdo del amparo, la alegría y el amor en la tierra del "cielito lindo", "la llorona", "sandunga" y otras. Donde un chileno agradecido sólo pide que lo lleven al camposanto cubierto por una bandera mexicana. Ay, sandunga.

El calendario de la gente enamorada tiene en el cancionero latinoamericano no una canción señera, sino cientos de ellas. Zandunga, por ejemplo, es una melodía contagiosa que llega al alma del oyente y deja huella en el corazón del hombre bueno que pasa por la orilla del río y no lo quieren ver. La sandunga (con Z o sin ella) que llega en registros diferentes.

Es aire del México querido -Oaxaca-, que se impregnó en la idiosincrasia de la familia Majul-Salazar; residentes por un par de años en la tierra tan querida por los chilenos. Allí, Gabriela Mistral, Lucho Gatica y hasta el mismísimo, aunque no está confirmado, Joaquín Murieta. El palto criollo, "Aguacate", es parte de las idas y venidas a California vía vapores por el Pacífico.

Pero, habíamos quedado con el regreso de un exiliado agradecido: Sergio Majul Alvarez. Justo, en la primera quincena de febrero (2003) partió en el viaje sin regreso desde su pueblo diaguitano. Cumplía funciones de gestor Cultural y Corresponsal de Diario "El Día", La Serena, además, se le recuerda por la Cultura Diaguita y partir cubierto por la bandera del país que lo acogió en horas inciertas.