En espera de la nueva escuela. A partir de agosto se reiniciará el ciclo lectivo con una nueva modalidad en varios aspectos.


La vuelta a clases presenciales es un hecho pero nadie sabe cómo será la nueva normalidad. Las respuestas al problema general no se encuentran sólo leyendo a pensadores como Pávlov, Skinner o Watson de la teoría conductista, aquellos que conformaban al condicionamiento como proceso de control de estímulos y los logros alcanzados, la suerte de premio o castigo a los frutos del conocimiento adquirido generalmente memorísticamente. 


La luz de saber qué hacer luego de la cuarentena tampoco está, únicamente, en las miles de hojas escritas por Piaget, Vygotsky y Dewey como aportantes en la teoría constructivista, con en el eje piagetano de decir que es la interacción con el medio lo que nos permite adaptarnos, mediante procesos de equilibrios entre etapas de asimilación y acomodamiento. Serán los esquemas, las construcciones o andamiajes las que se modificaran, ampliarán e interactuarán, presentes en la interrelación con otros seres humanos para ser un ser socialmente aceptado.


No serán éstas teorías, solamente, las que nos ayudarán a sostenernos en el preciso momento que nos paremos frente a nuestros nuevos alumnos, jóvenes que casi pudimos conocer al comienzo del año lectivo pero que el Covid-19 nos negó ese privilegio. Ahí deberemos echar mano a otros paradigmas mucho más complejos porque el contexto, el escenario, y los actores que representan el hecho educativo son distintos a los que vimos aquel marzo del 2020. 


Es imposible no tener en cuenta que la etapa de encierro modifica hábitos y procederes, expone nuestro subconsciente, despeja las capas de maquillaje de nuestro interior para mostrarnos tal como somos. Esto que parece tan arriesgado decir está estudiado en profundidad en otras situaciones, pero nunca en un momento en que toda la población mundial se enclaustró voluntariamente para combatir una pandemia. 


El desafío en ciernes, no es otro más como tantos otros, es el único sin registro histórico de construcción de estrategia para enfrentarlo en la faz educativa. Nadie nunca ha tenido frente a sí una realidad igual, porque pandemias hubieron varias en la historia del hombre pero cuarentena mundial como la presente, ninguna. 


Será entonces, tener la valentía de dar el primer paso, luego evaluar para dar el próximo, aquí es donde los contenido teóricos deberán volverse pragmáticos, conjugarse, tomando lo mejor de cada uno de ellos, sumando otros que trabajen el ámbitos psicosocial, todos dispuestos para brindar aquello que portamos en nuestro núcleo cognitivo, con cautela pero sin tapujos. 


Nos queda por intuir y predisponer cada movimiento en la actual realidad educativa, como padre, como docente, como directivo, pero fundamentalmente como ser humano. Teniendo muy en cuenta que el verdadero triunfo de la escuela no será la obtención del mejor promedio provincial, sino la urgente necesidad planetaria de lograr que el sistema educativo triunfe cuando todos seamos mejores personas al final del proceso.

Por Osvaldo Olmo Gómez
Profesor de Enseñanza Técnica Agropecuaria