Ni en nuestros sueños más locos hubiéramos llegado a pensar que el petróleo, llamado durante mucho tiempo "oro negro" pudiese valer menos que su costo de producción. Eso está pasando en USA con el tipo WTI cuyo barril cotizó a precio negativo fenómeno que ya  había comenzado a insinuarse en Canadá para luego seguir por uno de los grandes productores y consumidores mundiales como es Estados Unidos.

Un barril a -2 dólares de precio ha tenido la consecuencia inmediata de la caída profunda de las acciones de las principales compañías asociadas al combustible, un fenómeno que seguramente no terminará por ahora. Esto significa que esas empresas están PAGANDO a sus distribuidores para que se lleven parte del stock de sus bodegas porque ya se agotó la capacidad de acopio de los grandes barcos detenidos en los puertos.

Esos depósitos saturados podrán arruinarse de continuar así  dado que la producción se ha mantenido estable. Cuando hay exceso de autos que no se venden se pueden poner en una playa de estacionamiento pero no es el caso de un fluido.

Este proceso tendrá consecuencias profundas en la economía mundial dado que ha sido algo totalmente inesperado que se suma a los desequilibrios que se vienen dando en el sector que ya advierte el cambio hacia energías alternativas que se espera reemplacen a los combustibles fósiles para las cercanías de 2050. Un caso parecido en otro rubro se vino observando en algunas capitales de Europa en las que ciertos bancos comenzaron a cobrar a sus clientes por guardarles el dinero, cambiando por completo las reglas por las cuales pagaban un interés al ahorrista.

Ahora tocó el turno al combustible, casos raros porque si hay dos elementos que son transversales a todo proceso económico son la energía y el dinero. En nuestro país todavía no es tan evidente porque entre nosotros cotiza otro tipo de petróleo que es el Brent, el cual, no obstante haber caído su precio y estar rondando los 20 dólares cuando llegó a un máximo de 145 en la época dorada de Hugo Chavez en Venezuela, también está oculto bajo la cortina de la devaluación del peso.

De este modo es posible que un efecto neutralice el otro y que el precio de manguera siga más o menos igual, porque es muy grande la brecha entre el dólar oficial y el dólar de verdad, uno cotiza a más o menos 63  y el dólar de la calle está por encima de 100 pesos. La causa de este fenómeno la vemos en el garage de nuestras casas cada vez que arrancamos el auto para mantener la carga de la batería, eso desde hace exactamente un mes cuando se dispuso la cuarentena obligatoria. En términos técnicos, desequilibrio grosero entre la oferta que es mucha y la demanda que cayó a cero.