Una estrella de rock, es lo que fue. "El pueblo está triste, hay que darle alegría", me dijo una vez la "Mona" Giménez, el más grande cuartetero refiriéndose a él. Un amigo travieso lo había traído a mi programa de radio sabiendo, y así se lo contó a la Mona, que jamás había programado un disco suyo. "Está jugando al fútbol" nos respondió un día a la hora de la siesta una secretaria cuando era gobernador de La Rioja, él se ocupó de llamar más tarde. Por aquellos años de reinicio de la democracia, Menem formaba parte de la Renovación en el peronismo, acompañando al mendocino José Luis Manzano y al cordobés José Manuel de la Sota. Los tres admitían que el justicialismo podía perder una elección y abogaban por la transformación del peronismo abandonando el tradicional concepto del "movimiento". Con el Presidente de ese entonces, el radical Raúl Alfonsín, trabajaron por una unión nacional que soportara las disidencias y aceptara las distintas visiones del país, intentaron sí, fortalecer el bipartidismo. Siendo Presidente y seguramente intuyendo los conflictos que provocarían cambios drásticos como las desregulaciones y privatizaciones de servicios públicos, se dedicó a distraer manejando una Ferrari hacia Pinamar, calzándose los guantes de Box, jugando al tenis con Gabriela Sabatini y Guillermo Vilas, pilotando un helicóptero, una lancha con el campeón de motonáutica Daniel Scioli, jugando golf con George Bush o ingresando con la camiseta nacional a un partido a beneficio en la cancha de Boca, donde bajó un pase largo pisando el balón para escuchar la ovación del público. Recibió a los Rolling Stones, cedió a Madonna el balcón de Evita en la Casa Rosada, a Claudia Schiffer uno de sus flashes y también a Michael Jackson. En ejercicio de la Presidencia, rompió su matrimonio y enamoró a Cecilia Bolocco, la mujer más linda y famosa de Chile. Después de él, muy pocos se animaron a ir a la cancha como público y mucho menos a sugerir que se anunciara su presencia por los parlantes. Los pocos que se atrevieron debieron escuchar la gruesa silbatina del anonimato. Como extrema ofrenda, puso a su familia como protagonista y nos enteramos de peleas íntimas con su esposa Zulema Yoma, que su hija Zulemita copió en un examen, que Carlitos corría en automovilismo o que su cuñado Emir tenía una curtiembre. Mientras tanto, sigilosamente y sin hacer persecuciones a la prensa opositora representada principalmente por el diario Página 12, fue llevando a cabo una agresiva política exterior de cercanía con Estados Unidos, la Unión Europea y el Mercosur, sobre todo con Brasil que copió la convertibilidad cambiando su moneda al Real, estabilizó por 10 años el signo monetario y eliminó la inflación, llevó el PBI per cápita a 7.774 dólares del pozo de 2.383, modificó el transporte, bajó la pobreza, vendió todas las empresas del Estado, YPF, Aerolíneas, el Correo, los teléfonos, las energéticas, reformó el sistema previsional, canceló la deuda atrasada y judicializada con los jubilados y, algo por lo que seguramente se recordará tanto a él como a Cavallo, logró sacar a un país de tres hiperinflaciones consecutivas una de Alfonsín y dos propias. No sólo creatividad de sus ministros sino gran habilidad política y firme determinación. Domó simultáneamente a sindicalistas y militares, a estos últimos "les vendió hasta la ollita e fierro" como festejaba mi gran amigo el colega periodista Daniel Illanes. En sus 10 años y 6 meses de gestión formó varios gabinetes incluyendo a figuras notables tanto peronistas como independientes, Domingo Cavallo, Guido Di Tella, Carlos Corach, Eduardo Bauzá, José Luis Manzano, Carlos Ruckauf, Oscar Camilión, León Arslanián, Antonio Salonia, Roberto Dromi.

Su salida del gobierno en 1999 dejó sin trabajo a muchos humoristas de los que nunca se quejó, tal vez recordando aquella reflexión de Perón: "Cuando teníamos los medios en contra ganamos y cuando los tuvimos a favor nos echaron". Su mejor imitador fue Nito Artaza, luego senador radical. Después de Roca, quien gobernó 12 años en períodos alternados, fue quien más se mantuvo en el poder desde la Constitución de 1853, Menem de forma continua. Fue a la cárcel dos veces, en la dictadura del 76 y otra domiciliaria al terminar su mandato. Tal cual se ha criticado en nuestras notas, pudo morir en libertad no obstante haber sido condenado hace décadas. El pueblo de La Rioja siempre le fue fiel y el argentino también, jamás perdió una elección. Desde el regreso de la democracia, nadie tuvo tanta audacia, simpatía y habilidad para conseguir sus propósitos. En estos días han florecido muchas críticas, la mayoría justificadas. Como decimos en el periodismo, los hechos son sagrados y la opinión es libre. Una estrella de rock. Sirva esto de requiescat in pace de alguien que nunca lo votó.