El periodo de descanso que incluye los meses de enero y febrero, resulta de gran utilidad psicológica para el ser humano que trae consigo la necesidad de reparar o restablecer las insuficiencias del esparcimiento, la recreación y el juego que aunque no programadas se le presenta en tiempo y espacio como una oportunidad que requiere cierta planificación.

Es que el individuo desde que nace y se desarrolla está siempre apto para realizar actividades que le reportan un grado de satisfacción tal que supera al de lasactividades a las que está obligado por el mundo laboral.

Su grado de recuperación va a depender además de sus posibilidades de encontrar esos espacios de tiempo tan ansiado que contrarresten y estabilicen el estrés optando por importantes momentos de relajación con el fin de que él pueda abstraerse y descansar de aquello que lo signaba a la ansiedad del cumplimiento.

Las vacaciones resultan un elemento reforzador de la autoestima y el autocontrol, al punto tal de prevenir posibles trastornos que afecten no sólo su psiquis sino también su organismo físico. Se trata de un tiempo absolutamente necesario propio de las sociedades modernas que desde la Revolución Industrial se ha logrado implementar y reconocer con los mismos beneficios económicos a los de cualquier época del año.

Entre los efectos fundamentales que este tiempo le reportan significativa y beneficiosamente el hombre encontramos el hecho de disfrutar en primer lugar de la naturaleza y de todo lo que ella misma le propone desde la relación con los animales y plantas hasta el propio de las relaciones humanas en especiales lugares que la geografía le propone.

Además recordemos que un buen descanso produce un aumento notable de flujos de creatividad que dan pie a la formación de nuevas ideas y/o proyectos que no surgirían sin la consideración de este particular momento. Debido a que en estos periodos de descanso el cerebro no está inactivo sino que únicamente deja de centrarse en determinadas estimulaciones, se activan otras áreas de la mente que generalmente suelen dejarse de lado.

En este sentido, el desbloqueo mental que produce el descanso provoca una mejora de la capacidad de juicio, razonamiento y decisión, posibilitando el análisis completo de la información disponible que se presenta, sobreviniendo así la posterior toma de decisiones, decisiones tales que de ser acertadas serán un especial "alimento" para todo el organismo en su conjunto, disminuyendo el bloqueo intelectual y alentando una mente activa contra situaciones porvenir propias de una suma continuada de estrés que generalmente va en detrimento de la persona.

La ausencia de reacción ante estos estímulos puede ser perjudicial a la salud, por oposición, la notable disminución de los mismos pueden aumentar el rendimiento y la eficiencia no sólo durante el periodo recreativo sino también en el de la vuelta al trabajo.