El diario británico The Times dio a conocer un ranking de las mejores 200 universidades del mundo, en el que no figura ninguna universidad de América latina. El relevamiento, en cuyos diez primeros lugares figuran siete universidades norteamericanas y tres británicas, fue realizado por la firma Ipsos Media, a partir de una encuesta entre 13.388 académicos de 131 países. Para realizar la evaluación se tomaron en cuenta varios indicadores de desempeño, entre ellos la calidad de enseñanza, la cantidad de citas que tienen los trabajos de investigación de cada entidad, innovación, calidad de investigaciones, número de estudiantes por profesor, cantidad de estudiantes con doctorado y la mixtura internacional entre estudiantes y profesores.

El ranking coloca a la Universidad de Harvard en primer lugar, seguida por el Instituto de Tecnología de California, el Massachusetts Institute of Technology, la Universidad de Stanford, la Princeton, todas ellas estadounidenses. El puesto seis lo ocupa Universidad de Cambridge y el siete, la Universidad de Oxford, amabas inglesas. El elenco de las primeras diez universidades termina de conformarse con la Universidad de California, el Imperial College London y la Universidad de Yale.

Hay 72 instituciones norteamericanas en la lista, 29 británicas, 14 alemanas, 10 holandesas y 6 chinas. El relevamiento menciona, sin embargo, dos instituciones de educación superior salientes en Brasil. Las dos universidades más importantes del Estado de San Pablo, la Universidad Campinas y la Universidad de San Pablo son estatales; cuentan con profesores a tiempo completo, que tienen doctorados; poseen, además, investigaciones importantes en curso. De hecho, ambas estuvieron muy cerca de ser incluidas en el ranking de las 200 mejores instituciones universitarias.

El director del Centro de Educación Internacional del Boston College, indica las dificultades que enfrentan las universidades latinoamericanas para alcanzar un mejor nivel, presentando el caso de la Universidad de Buenos Aires, como una de las universidades públicas en la región que, si desea ascender en la lista, deberá superar la pesada carga de estructuras burocráticas y a veces politizadas y plantillas de profesores a tiempo parcial, que casi nunca puede ser la base de una institución superior que investiga. Que ninguna universidad argentina, ni pública ni privada, aparezca entre las mejores del mundo, es una demostración más que la excelencia y la inversión en ese sector de la educación han sido sustituidas por la mediocridad y la burocracia.