El Gobierno adjudica a la reciente movilización sindical y al paro anunciado para el mes que viene motivaciones electorales. Más allá de los discursos que acompañan naturalmente a la actividad política, para el ciudadano es importante ver los números para evaluar la situación real.

A primera vista, si bien parece exagerada la afirmación del ministro Dujovne respecto de que se terminó la recesión, en febrero es cierto que aparecieron algunos indicadores que alientan la creencia en una recuperación incipiente que, por supuesto, se debe confirmar o no en los meses sucesivos.

Algo que no deja mentir es la recaudación que, tomada en sus números crudos, no dice prácticamente nada, porque hay que descontar la inflación ocurrida en los últimos 12 meses y también la comparación con febrero del año pasado, tal vez la parte más cruda de la caída. Así, un aumento bruto del 27,8% para llegar a los declarados 172.221 millones y monedas, no haría más que reconocer alguno de esos factores, pero si los evaluamos por separado la conclusión cambia de manera significativa. 
Veamos: 

- El IVA (Impuesto al Valor Agregado), estrictamente ligado al consumo popular aumentó un 41,5%, es decir, bastante por encima de las expectativas más optimistas y por encima también de la inflación ocurrida en los últimos 12 meses, más aun, teniendo en cuenta la desaceleración del segundo semestre.

Es un "brote verde", leve porque no se trata de un ascenso sino de un cambio de tendencia de la curva que venía siendo descendente. Si estuviéramos partiendo de cero, la noticia sería mucho más relevante. El otro IVA, el aduanero, quedó en el 10%, por lo que si tomamos el promedio de IVA la cifra de incremento interanual es más baja.

Dos decisiones justifican el rendimiento de aduana, la baja de las retenciones a las exportaciones y la baja de los aranceles a las importaciones, o sea, es un resultado esperado y consecuencia de los instrumentos utilizados por el Gobierno.

Otro ítem, el impuesto al cheque o más precisamente a los débitos y créditos bancarios, tuvo un alza interanual del 45,4%. Dado que está midiendo los movimientos de la cadena bancarizada de cobros y pagos, es también un indicio que no se puede discutir. O la bancarización creció de forma significativa o realmente hubo más movimientos.

Todos los números de la economía del país están bajo análisis hasta fin de año.

La segunda consecuencia parece más acertada. El tercer elemento es también vital para varias lecturas y es la recaudación de la seguridad social. Aportes y contribuciones fueron los tributos que en mayor medida engrosaron las cifras de febrero. El rubro, que representa casi el 30% del total, registró un crecimiento del 40,2%. Ese número se contradice con la marea de despidos denunciada por el campo sindical dado que, de haber sido de la magnitud expresada, no habría forma de justificar la recaudación de 51.915 millones.

También es evidencia de la estabilidad en el trabajo registrado, lo que confiere más razón a los industriales que manifiestan haber sostenido el empleo aun en fuerte recesión y se defienden de acusaciones en sentido contrario tanto de los gremios como del Gobierno.

En los discursos de esta semana la CGT habló de más de 3 centenas de miles de despidos cuando la UIA reconoce solamente 47 mil. Algo más, Ganancias tuvo un desempeño menor creciendo solamente el 16,3%, muestra elocuente de que los operadores resignaron beneficios. Algo semejante ocurrió con el impuesto a los combustibles que apenas arañó una suba del 7%, dando muestra clara de que el sinceramiento de los precios ha tenido una consecuencia "normal", los tanques se llenaron menos.

Como nota lateral, dado que esto sumará solo hasta que opere el plazo de cierre, por el blanqueo se llevan acumulados 115.000 millones en todo el proceso y 1.056 en febrero. Dado que todo termina en marzo, el Gobierno espera, como en casos anteriores, una corrida a última hora. Igual, a esta altura, ya puede considerarse el proceso más exitoso de la historia reciente. Se ha proclamado desde la AFIP que la presión fiscal neta bajó 2 puntos para quedar en 32% resultado de reducciones al agro, a las ganancias de los trabajadores y jubilados.

Este 32 incluye un 6% de presión provincial y de tasas municipales algunas de las cuales son impuestos disfrazados (la tasa debe ser el pago de la prestación de un servicio y muchas veces no lo es). En el período se han contabilizado también devoluciones a exportadores y reintegros de IVA larga e ilegalmente retenidos por el Estado licuándolos por inflación. 

Si bien todo está bajo análisis hasta fin de año, se ha dejado trascender que Economía estudia y se asesora sobre una profunda reforma impositiva que se sometería al escrutinio del Congreso seguramente en el último trimestre o a principios del año que viene, una vez que hayan pasado las elecciones y probablemente dependiendo de su resultado.

Se anticipan negociaciones con las provincias para eliminar o reducir ingresos brutos, sellos y, en el orden nacional, el impuesto al cheque. La compensación vendría por incremento del IVA para llevarlo del 21 actual al 25%. No será fácil convencer a los gobernadores de que se desprendan de herramientas tributarias propias para depender más aun de la Nación en un aspecto tan crucial como son los recursos. No hay discusión sobre el carácter distorsivo y sin sentido de estas cargas, ingresos brutos se califica por su propio nombre, se grava la facturación sin preguntar si se ganó plata o no y, en sellos, la mera firma de un contrato obliga a tributar al Estado.

El impuesto al cheque fue creado transitoriamente por Domingo Cavallo para subsanar faltantes del sistema previsional pero tampoco tiene otra justificación que la existencia de liquidez al momento de su cobro. Algo parecido ocurre con los combustibles buena parte de cuyo precio son cargas que vienen desde la época en que la posesión de un vehículo suponía altos niveles de riqueza.

¿Brotes? ¿Tendencia? ¿Casualidad transitoria? Las palabras dan para todo, las letras también, los números son más resistentes a la opinión y son más antipáticos porque, aunque duela, siempre dicen su verdad. Otra verdad es que se mantienen los altos porcentajes de pobreza y que la inflación vuelve a mostrar dientes afilados.