Luis Eduardo Meglioli – Periodista
Cuando un argentino habla de España se refiere a algo muy cercano, aún en la lejanía geográfica. Suele suceder que, si a los españoles les duele algo, algo nos duele a nosotros también. Quizá ocurra igualmente con Italia, pero con distinta intensidad, ¿por qué será? Acaso porque España es una música que nos llegó desde siempre familiar y nos zamarrea los sentidos. O porque es eso que huele a mar, pero a ‘la’’ mar de Rafael Alberti (‘En sueños la marejada me tira del corazón’’); de Miguel de Unamuno (‘¡Dime qué dices mar!’’); de Juan Ramón Jiménez (‘En ti estás todo, mar’’); de Antonio Gala (‘Fue a la vera del mar, a medianoche’’), y nos representa la pena hecha hambruna de la posguerra (1939), pero también la abundancia de fines del siglo XX.
España hoy
hoy se habla de crisis en toda la Unión Europa (UE), pero los números económicos de España ubican al país entre los mejores del continente, al crecer 3,2 % su PBI en 2024, mejorando la progresión que ya venía de 2023.
En otro aspecto importante para cualquier nación, España tiene una de las más bajas tasas de delitos violentos entre los países europeos y Estados Unidos, según el Índice de Paz Global del Instituto de Economía y Paz. Pero lo que arde con frecuencia es la política por una fuerte oposición que tiene el actual gobierno encabezado por Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista Obrero Español, de polémica gestión, a pesar de los positivos números económicos citados.
Inmigración
Por otra parte, no hay que olvidar las altas tasas de inmigración que tiene hoy el país, una de las más notables del Viejo Continente, y que ya son consideradas por los propios españoles como un fuerte impulso para el crecimiento de la población que en la actualidad supera los 49 millones de habitantes.
Y como en el resto de Europa, hay un sensible envejecimiento de la población, con datos oficiales que hablan de una mayor cantidad de personas de mayores de 64 años que de menores de 16 años entre la población española.
En ese marco de datos y sucesos y en este Día Nacional de España, persiste la nación universalizada por fray Luis de León, García Lorca, Pérez Galdós, Valle-Inclán, Unamuno, Baroja, Ortega y Gasset, Cela, Picasso, Dalí. Es esa España que hoy camina erguida, siendo, como siempre, esencial para la Europa unida de nuestros días.
Gran Café ‘Gijón’’
Y si en tiempos de crisis fuertes el célebre Gran Café ‘Gijón’’ del madrileño Paseo de Recoletos, era el bendito escenario de grandes tertulias literarias a las que este periodista asistió varias veces en la última década el siglo XX, todavía podemos encontrar ‘terrazas’’ (cafés, bares) con tertulias literarias donde aún hoy se analiza al fundador de la prosa castellana, Alfonso El Sabio con su ‘Libro de las Siete Partidas’’, que contiene profundas consideraciones relativas a la moral y la educación, al arte de gobernar y a las relaciones entre los diversos factores de la vida política de España.
O a ese poeta lírico y notable satírico Francisco de Quevedo, del Siglo de Oro, quien indignado transmitió con autoridad su crítica por la corrupción de las costumbres y otros males de la patria, en su célebre letrilla burlesca de ‘Poderoso caballero es don Dinero’’. ¡Mucha España guardada pero vigente!
Lo que arde con frecuencia es la política, por una fuerte oposición que tiene el actual gobierno encabezado por Pedro Sánchez, líder del Partido Socialista Obrero Español, de polémica gestión, a pesar de los positivos números económicos citados.
El pasado que hoy muestra su enseñanza
Quizá por todo ello, de vez en cuando se suele reclamar que todo ese pasado necesita mostrar hoy su enseñanza ante inevitables ‘desvaríos’’. Tanto que don Pedro Laín Entralgo, historiador, ensayista y filósofo español, llegó a sentenciar en su ‘¿A qué llamamos España?’’: ‘Para que el vivir en mi tierra me sea de cuando en cuando consuelo o regalo, a mí dadme, os lo ruego, españoles sin trampa ni disfraz’’. Pero siempre hay peros, y uno de los más llamativos en los últimos años es el comportamiento de algunos miembros de la Familia Real española, como los flirteos del mismísimo rey emérito, Juan Carlos de Borbón y Borbón, después de su brillante papel como Jefe del Estado para recuperar la democracia tras la dictadura de casi 40 años, y reconocido por todos, incluido el Partido Comunista español.
Sus antiguas supuestas amantes, los elefantes muertos, su riqueza y el yerno que abusó de su condición de duque de Palma de Mallorca y estuvo preso por corrupción; más el agresivo comportamiento de la reina Letizia con la reina emérita Sofía, que se equilibra con el buen hacer de la futura monarca española, la princesa Leonor de Borbón, hija mayor de los reyes Felipe y Letizia.
Sumadas todas estas historias, podríamos decir que en ese ámbito del Estado español muchas cosas suenan a ‘jaleo de bulerías’’ (baile con el que se cierra una juerga flamenca). Y sin que parezca un cotilleo final, un dato político que no es secreto en España: las relaciones entre el rey Felipe IV, jefe del Estado, y Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, son las necesarias, ni una sonrisa más que la protocolar.
* Ex redactor de la agencia española Europa Press R. (Madrid)

