Tras la apertura de las importaciones, que le abrió la muerta a millones de litros de vino chileno que inundó el mercado y aplanó los precios, la industria vitivinícola sufre otro golpe que, de no revertirse, puede ser de nocaut. Este martes por la tarde el ministro Dujovne anunicó que en el marco de la reforma impositiva pretenden imponer a los vinos y espumantes deberán comenzar a tributar un 17%.

La medida, como ya había aelntado DIARIO DE CUYO en un testeo previo con refrentes de la industria, cayó como un balde de agua fría porque inevitablemente perjudica a toda la caena de valor, pero -como siempre- el que más la sentirá será el productor primario, o sea el viñatero.

En contacto con este diario, el ministro de Producción, Andrés Díaz Cano, se mostró molesto por el proyecto del macrismo que igual deberá pasar por el Congreso Nacional: "Es una medida totalmente inoportuna, nos ha sorprendido. Si esto avanza, daña severamente la industria vitivinícola".

El funcionario, ni bien conocida la medida en boca del propio Dujovne, se comunicó con su par mendocino y entre el miércoles y jueves se verán las caras; "nos vamos a reunir para definir una estrategia, esto no le conviene a las provincias vitivinícolas" y agregó que "esperemos que el final de esta historia no sea un impuesto de este tipo".

Díaz Cano dijo que impacta en todos los frentes: "Vamos a ser menos competitivos a la hora de exportar y lo que más nos preocupa que va a afectar la producción primaria, al viñatero".