Los empresarios sanjuaninos recibieron al "León" con salón lleno, pero con la boca cerrada. Conocer como cayó la propuesta económica de Milei, expuesta en la previa a una cena cerrada a la prensa en el Club Social, fue misión imposible ante el miedo de los hombres de negocios a que sus nombres sean escritos entre las declaraciones. Por eso no extrañó que al repetirse los llamados entre el empresariado para conocer sus opiniones, sólo uno se animó a hablar en voz alta. ""Su propuesta es novedosa y realista, el hecho de plantear que esto no se arregla en 2 días sino en 35 años, me parece real", dijo Bernardo Turcumán, vice de la Cámara de Combustibles. Pero la mayoría no quiso ni que se mencionara que habían estado presentes, y esgrimieron excusas tales como: "Estuve un ratito", o "Sólo fui a saludar 10 minutos".

Dicen que en San Juan los ánimos están sensibles, y no quieren que el gobierno interprete que están coqueteando con "el enemigo". ""Después de todo, pensá que el 80% de los empresarios sanjuaninos dependen del Estado, y no van a ir a poner su presencia sabiendo que puede caer mal", dijo un conocido proveedor minero que deslizó el comentario bajo promesa de estricto "off the record".

A la reunión asistieron algunos integrantes de la Cámara Argentina de Proveedores de Servicios Energéticos y Mineros (Carpem) que conduce Sergio Vallejos. También aseguran que dieron presente empresarios de peso, sobre todo del sector comercial y de las tarjetas de crédito locales, y que no faltaron referentes de la construcción, industria y vitivinicultura. Pero lo cierto es que las principales cámaras productivas de la provincia sólo enviaron a la reunión a sus segundas líneas. ""Yo escucho a todo el mundo y en política no me quiero meter. Fui porque me invitó gente amiga, pero no quiero opinar, la gente no lo toma así" se excusó un conocido economista. ""No está mal lo que dijo, pero no explicó cómo lo va a hacer. Y a esta altura de la vida, que ya sabemos cómo es la cosa, cuando llegan a ocupar un cargo se tienen que sentar con los industriales y los del campo; y todo cambia", opinó otro empresario, miembro de la Asociación Dirigentes de Empresas, que tampoco quiso ser mencionado.""El tipo es un economista brillante, y te suicidás cuando te cuenta todas las verdades de los impuestos", indicó sin ocultar cierto grado de admiración un miembro de la Unión Industrial.