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A fin de año van a llegar a ocupar a unas 300 personas. En el pico de las tareas, en el 2020, serán en total 1.400.
Cuando la actividad económica en el país, y también en San Juan, se sigue complicando por los coletazos de los resultados de las PASO, la buena noticia es que ya están en marcha las obras de construcción del dique El Tambolar, la cuarta represa que estará ubicada sobre el río San Juan. Y que ya están contratadas 90 personas, mientras que a fin de año llegarán a unas 300. En el pico de los trabajos, previsto para agosto del 2020, harán falta en total 1.400 trabajadores, según dio a conocer ayer Víctor Doña, titular de Energía Provincial Sociedad del Estado (EPSE).
Con la firma del acta de inicio de obra, el 25 de julio pasado, comenzaron a correr los plazos que tiene el grupo constructor, integrado por Panedile, SACDE, Sinohydro y Petersen, Thiele y Cruz, a través de una Unión Transitoria de Empresas (UTE), para completar las obras. Y a partir de ese momento empezaron los aprontes para encarar las tareas. Según señaló Doña, lo primero que hicieron las empresas fue empezar a trabajar en el acondicionamiento del campamento que albergará a los trabajadores en la zona, que está a 18,8 kilómetros aguas arriba de Los Caracoles. Incluye la preparación del lugar, limpieza de los tanques de agua y la carga con gas de los tanques que abastecerán a las cocinas y a la calefacción de las instalaciones en el invierno. "También están trabajando con la ingeniería de detalle, que es el ajuste fino de las tareas, que incluye, por ejemplo, definir qué maquinarias harán falta, personal necesario, es decir la logística de la construcción", dijo Doña.
En cuanto al personal, el grupo constructor, liderado por Panedile, ya tiene una base de datos con casi 2.000 inscriptos y los va llamando de acuerdo a la demanda de mano de obra. La firma tiene oficinas sobre la Avenida España, pasando Cabot.
La obra de El Tambolar fue encarada en dos etapas. La primera, que concluyó en julio del año pasado, estuvo a cargo de la UTE de Techint y Panedile, con un costo estimado en los 70 millones de dólares. Incluyó el desvío del río, construcción de túneles, la bóveda de la cámara de compuertas y el campamento. Ahora queda por construir la presa, túnel de aducción, vertedero, la casa de máquinas y una línea de alta tensión para transportar la energía. Para esta etapa el grupo constructor cotizó los trabajos en los 482 millones de dólares.
Los fondos para la construcción del dique surgen de la venta de energía que generan Los Caracoles y Punta Negra. Los recursos nutren a un fideicomiso que tiene como destino específico la construcción de obras hidroeléctricas.
Una variante en la que se trabaja en la actualidad es aprovechar una nueva traza de la línea eléctrica para dejar de usar grupos electrógenos para levantar la represa, ya que se podrá usar esa línea energizada inicialmente en 33 kW, y luego en el futuro lo hará en 132 kW. Además, para hacer la línea, se debe hacer un camino de servicio que servirá como una variante para llegar a la zona y que partirá en la zona de los parques solares en Ullum. Esta alternativa es de 42 kilómetros, una distancia sensiblemente inferior a los casi 130 kilómetros que hacen falta en la actualidad, usando la ruta a Calingasta hasta Pachaco. Incluso, en el futuro, la intención oficial es usarlo para el turismo.
Además de la mano de obra y el uso de maquinarias que generará la construcción, el nuevo dique permitirá la creación de nuevas fuentes laborales por la incorporación de actividades recreativas y vinculadas al turismo.
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