Dificultad. El problema de la falta de mano de obra no es exclusivo del ajo calingastino (foto), sino que también se presenta en la cosecha de uvas.

Cuando el ajo calingastino está listo para ser arrancado y hay que prepararlo para ser enviado a los mercados de consumo, vuelve el problema de la falta de mano de obra. Los productores dicen que les cuesta conseguir personal dispuesto para ir a las fincas y atribuyen la dificultad a que la gente tiene miedo a perder los planes sociales. En este panorama, el intendente Jorge Castañeda se sumó al expresar que en la zona hay problemas de desocupación por el cierre de una minera, donde pagaban sueldos más altos, pero los desocupados no quieren trabajar en el campo, además de que "hay temor" de los obreros a trabajar en blanco porque no quieren que les quiten las ayudas, como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y otras similares.

El problema no es nuevo pero otra vez parece no tener solución. En Calingasta hay unas 270 hectáreas de ajo, en fincas ubicadas principalmente en la zona de Tamberías y Barreal y, según las cuentas que sacan en el municipio, hacen falta unos 300 trabajadores para arrancar el ajo, hacer la selección, pelarlo y empacarlo. Pero faltan 180 obreros, alrededor del 60%. El motivo es que el trabajador o la trabajadora cobran planes sociales durante todo el año y para registrarse para la cosecha se les interrumpe el beneficio y después puede haber una demora en recuperarlo. En la práctica, la gente prefiere trabajar en negro para seguir percibiendo la ayuda y cobrar un extra con el ajo. Pero el productor necesita declarar los trabajadores que tiene a su cargo porque, en el caso de una inspección del área laboral, son pasibles de multas. El tema fue incluso motivo de queja de los productores en Radio Manantial, del departamento.

"La gente no quiere trabajar en blanco", dijo Sergio Javier Romero, socio-gerente de Finca Gallardo, una tradicional productora de ajo en Calingasta, con propiedades en la zona de Tamberías.

El intendente Castañeda lamentó la situación porque recordó que con la paralización de la mina Casposo (ver aparte) se agravó en el departamento el problema de la desocupación. "Vamos a intentar que los que están desocupados participen en la cosecha del ajo", dijo el jefe comunal. El problema, reconoció, es que mientras en la minería los sueldos rondan los 40.000 mensuales, en el campo son sensiblemente inferiores.

Se trata de una actividad en la que el trabajo de la cosecha se paga al tanto o a destajo. Esto quiere decir que el trabajador cobra por bordo de ajo cosechado. Cada bordo tiene unos 100 metros y si es más largo o más corto se hace un cálculo proporcional. La cantidad que se puede hacer por día va a depender de los bordos que el trabajador pueda cosechar. En una jornada de 8 horas una persona puede llegar a a hacer entre entre 20 y 30 bordos, dependiendo de su habilidad, que se traduce en la práctica a que a la persona le pueden quedar en la mano entre 700 y 1.100 pesos por jornada. Suponiendo que en el mes se trabajen 25 días a uno promedio de 900 pesos por día, son unos 22.500 pesos mensuales en mano. Para el productor, en cambio, hay que sumarle, a lo que le paga al trabajador, otro 50%, entre aportes patronales, cargas sociales y descuentos de ley, como jubilación y obra social.

El problema de los planes sociales no es exclusivo de la cosecha de ajos sino que también se replica, por ejemplo, con la cosecha de uvas. Las entidades viñateras vienen denunciando que tampoco la gente quiere registrarse por el miedo a perder los planes. En esta actividad, hasta el 2016, estuvo vigente el sistema de Corresponsabilidad Gremial, un mecanismo ideado para la registración de trabajadores temporarios que nació en el 2011, pero después se desactivó.

La evolución del cultivo del ajo en San Juan muestra que en el 2007 se plantaron en la provincia unas 2.800 hectáreas de ajo en condiciones de ser exportado, pero a partir del 2008 la superficie sembrada comenzó a descender. Los productores dejaron de exportar al no poder asumir los altos costos de siembra con una paridad cambiaria adversa, de ahí que entre 2008 y 2015 la superficie se redujo un 71,4%. En 2014 y 2015 se sembraron 800 hectáreas cada año, y 1.000 ha en 2016. Después las cifras oscilaron entre las 900 y las 1.000 hectáreas por año. Se cultiva en Pocito, Rawson, 25 de Mayo, San Martín, Angaco, Caucete y Calingasta.



Déficit

180  Es la cantidad de trabajadores que estiman en la Municipalidad de Calingasta que faltan este año para levantar el ajo del campo.

Siembra

270  Es la cantidad de hectáreas de ajo cultivadas esta temporada en Calingasta. Pocito es el principal productor de la provincia. Incluso se exporta.

Temporada

En el caso del departamento cordillerano, la cosecha del ajo comienza en noviembre y se puede prolongar hasta marzo. Es que después de levantado el producto sigue la selección, pelado y el empaque en los galpones. Cuando falta gente de la zona los productores dicen que recurren a departamentos vecinos.

> La mina Casposo quedó paralizada

La mina Casposo, en Calingasta, el tercer yacimiento importante en entrar en producción en la provincia en mayo del 2011, quedó paralizada desde abril pasado, cuando la compañía decidió poner el emprendimiento en fase de "cuidado y mantenimiento". Fue por diversos factores. El primero, que el precio internacional de la plata cayó por debajo de lo presupuestado y porque la producción de metales en el 2018 y en la primera parte del 2019 fue inferior a la esperada. Además, entraron a tallar el cambio de condiciones como la vuelta de las retenciones aplicada por la Nación y el encarecimiento de la financiación.

Por la decisión, según se dio a conocer en esa oportunidad, de un total de 205 trabajadores que se desempeñaban en forma directa, quedaron sólo 12 para tareas de mantenimiento de la infraestructura. Incluso ahora buscan adjudicarle al proyecto otras áreas mineras para reactivar el emprendimiento.