En San Juan la apicultura se enfrenta a condiciones naturales cada vez más adversas, con veranos más largos, menos agua y menos cultivos disponibles. A pesar de esto, los productores locales encontraron una forma de mantener viva la actividad y también de darle impulso. Desde hace más de una década, ofrecen un servicio especializado de polinización, en el que llevan las colmenas a fincas que producen frutas o semillas. En algunos casos, esto representa del 50 al 60% de sus ganancias. Además, ven que la demanda crece y también las oportunidades dentro de esta industria.
Guillermo Sillero, uno de los socios fundadores de la Asociación de Apicultores de San Juan, entidad que acaba de cumplir 30 años, explicó que tienen 18 socios, pero de estos sólo 5 tienen dedicación exclusiva a la producción de miel y otros productos, además de los servicios de polinización. Además, dijo, existe un número extra de apicultores independientes, que a veces se acercan a los organizados, pero no participan activamente. “Hoy estamos en esta actividad un grupo heterogéneo, tenemos entre 30 y 60 años, aunque hay pocos nuevos que se suman”, contó.
Este bajo recambio tiene que ver con la dificultad principal que tiene el sector apícola: los cambios climáticos. Sillero contó que el volumen de producción de miel en la provincia es bajo en comparación con otras regiones. Esto se debe a que es una zona desértica, con poca vegetación nativa, pero especialmente tiene que ver con los fenómenos de clima extremo y sequías. “El agua es necesaria para las abejas, pero llueve menos y ya no hay cursos de ríos o revenición porque el riego se tecnificó”, contó. A esto se suman veranos muy calurosos, en los que deben mojar las colmenas o buscar zonas frescas para que no mueran por la temperatura, y veranos muy intensos, pero muy cortos.
Así, la producción de miel es un camino muy difícil para quienes quieren vivir de la actividad apícola. Pero una idea surgida a principios de los 2000 hizo que surja un nuevo negocio para los apicultores: vender el servicio de polinización. Según contó Sillero, fue cuando la provincia empezó a diversificar su actividad agrícola que algunos productores de frutas de carozo mostraron interés por alquilar las colmenas. Gracias a esto durante las épocas de floración cobran por llevar a los insectos hasta las fincas para que estos polinicen la producción. Así, además, generan mayor cantidad de miel. Esto se expandió luego a otros sectores frutícolas y también a los semilleros.
Esta última es una producción que en San Juan es de alta calidad y que con el servicio de los insectos mejora su rendimiento, ya que hay mayor cantidad de semillas, estas tienen más posibilidades de germinar y también dan mejores frutos. El productor explicó que cuando desde el INTA empezaron a promover al sector semillero, trabajaron también con los apicultores. Durante este proceso, no solo estudiaron el potencial que tenía el uso de las abejas para mejorar la producción, también aprendieron las mejores prácticas para hacerlo.
“Hoy se da una relación simbiótica, nos capacitamos a la vez y hablamos el mismo idioma, por lo que fuimos creciendo a la par”, contó. Agregó que “antes la polinización se veía como un gasto, pero hoy es una inversión” y que cada vez más productores piden sus servicios. Por eso, aseguró, creen que la demanda seguirá creciendo y que es una oportunidad para quienes quieran sumarse a la producción. Aunque adelantó que es “una producción que requiere aprender, porque depende de tres factores: la abeja, el clima y que el productor pueda entender los dos anteriores porque es quien puede cambiar para mejorar”.
> 30 años de trabajo
Ayer se cumplieron los 30 años de existencia de ASPA, Asociación Sanjuanina de Productores Apícolas. La misma surgió para organizar a los emprendedores que ya estaban trabajando en 1995 y hoy reúne a 18 socios. Los integrantes destacaron el acompañamiento de Gobierno y del INTA.

